Aumentar reforestación en Michoacán será complicado por condiciones que se necesitan

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Foto: Agencias.

Arturo Molina/La Voz de Michoacán

 

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Morelia, Michoacán. Con base en las condiciones de reforestación en el estado, para este año se tomarán medidas para aumentar la tasa de supervivencia de los ejemplares de pinos que se planten en los diferentes municipios. Actualmente se tiene una tasa de supervivencia de poco más del 45 por ciento de las plántulas, por lo que se buscará llegar al 70 por ciento de supervivencia.

La situación es complicada para la supervivencia de las diferentes especies de árboles que se reforestaran en Michoacán para este año, ya que se requieren condiciones especiales y, sobre todo, la supervisión tanto de autoridades como de comunidades para que las especies no perezcan con el paso de los meses.

Uno de los objetivos de reforestar a partir de julio es que se aprovechen los meses de mayor humedad, en lo que concierne a julio, agosto y septiembre, y que los pinos puedan enraizar rápidamente. No obstante, a partir de este proceso los predios reforestados se tienen que enfrentar a periodos largos de sequía y de cambios de temperatura.

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En voz de Alejandro Ochoa Figueroa, director de la Comisión Forestal del Estado de Michoacán, se busca cambiar esta situación para la nueva temporada de reforestación, el principio será que en coordinación con las comunidades y ejidos de los predios que se intervengan sean sometidos a largos proceso de seguimiento que les permita salir abantes a las necedades de la población.

Para este año se tiene la meta de reforestar con 18 millones de árboles en un promedio de 20 mil hectáreas del estado de Michoacán. En consideración a lo anterior, de los 18 millones de árboles únicamente sobrevivirían poco más de 8 millones de árboles con los esquemas de años anteriores. En cambio, con los procedimientos que se buscarían encauzar para el seguimiento en los predios reforestados de este año, se aumentaría a casi 13 millones de árboles.

Una vez instalada una plantación forestal en ambientes rurales, surgen necesidades que deben atenderse apropiadamente, de lo contrario, la tasa de supervivencia de la planta disminuye de manera importante. Según el manual de reforestación de la Comisión Nacional Forestal, las plagas son uno de los principales riesgos.

Diversos agentes patógenos pueden afectar una o más partes de los árboles, dando como resultado la reducción del crecimiento o, en casos severos, la muerte del arbolado. Por este motivo es importante implementar acciones de prevención, y en su caso de control, para reducir sus efectos.

El manejo integrado de plagas consiste en una estrategia que combina diversas acciones para tratar de reducir el uso de agroquímicos, disminuyendo así los efectos negativos para el ambiente y la salud humana. En reforestaciones donde se favorece el establecimiento de una sola especie en áreas compactas, se generan condiciones favorables para el desarrollo de ciertas plagas. Tal es el caso del cedro rojo (Cedrella odorata), que es atacado por el barrenador del brote (Hypsipyla grandella), insecto que barrena los brotes tiernos de la planta provocando serios daños en las primeras etapas de la reforestación.

El manejo integrado de plagas y enfermedades en la reforestación inicia con la implementación de acciones que prevengan y eviten, en la medida de lo posible, la aparición de patógenos que afecten el buen desarrollo de la misma. El aislamiento consiste en delimitar con barreras físicas una o varias partes de la plantación con el fin de evitar la dispersión de la plaga o enfermedad, restringiendo el tráfico de personal y vehículos en esa área. Eliminación de hospederos alternos: se trata de la eliminación de plantas dentro del sembradío y sus alrededores que pueden ser hospederas alternas de plagas o enfermedades. Además, la construcción de canales de drenaje evita la anegación de las zonas bajas de la plantación, dificultando así el desarrollo de plagas o enfermedades. Entre las medidas de control, está que una vez que se identifican las plagas o enfermedades que afectan a la plantación, se pueden emplear diversos métodos para su control y combate.

Por otra parte, la presencia de animales silvestres de diferentes tallas, así como la presencia de animales de granja, suelen ser un riesgo potencial para los predios recién reforestados, por lo que se recomienda cercar los terrenos a fin de mantener a raya cualquier riesgo a las ejemplares que se hayan reforestado.

Especialistas advierten un gran esfuerzo para la reforestación, pero no es la cantidad de las plantas producidas o sembradas lo que cuenta, sino su calidad relacionada con su desarrollo, que indica si logramos la reforestación o no. El enfoque de la reforestación tiene que reflejarse en el resultado cual puede ser por lo menos de 3-5 años después de la siembra.

Con el objetivo de reducir los costos y obtener mayor control en la calidad de las plantas, desde 2001, en México se ha tomado la decisión administrativa y política de centralizar la producción de plantas en pocos viveros de alta capacidad, utilizando envases rígidos (tubettes y charolas) y sustratos inertes con fertilización a través del sistema de riego (fertirrigación). Como consecuencia de la centralización, muchos viveros pequeños tienden a desaparecer a falta de financiamiento. Existen muchas empresas de equipos de viveros que están compitiendo para el gran mercado que está en desarrollo.