Para fundar propuestas

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Mateo Calvillo Paz

 

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Los candidatos no prometan regalar dinero y cosas que la gente quiere, que tengan una visión integral del país para buscar los bienes verdaderos.

 

El último de los ciudadanos tiene el deber de velar por México y contribuir a la construcción del México que merecemos. Es la razón de esta humilde aportación.

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Debemos tener mucho cuidado con los líderes que gritan sin ton ni son y dicen cosas disparatadas que a la gente le gusta oír.

El buen candidato es una persona íntegra que tiene todos los valores de espíritu y de cuerpo, inmanentes y trascendentes que hacen una personalidad de excelencia. No debe ser una persona obsesionada por el poder y la fama, que miente con astucia.

 

Un sistema de valores se agrupa en torno Dios, son los valores religiosos y morales, es componente esencial de la cultura occidental mexicana, heredera de pueblos muy religiosos: las civilizaciones indígenas y la española. Es la fe de la casi totalidad del pueblo mexicano. Dice el refrán latino: intelligentibus loquor, escribo para los inteligentes.

Los candidatos presidenciales, cuando asistieron a la conferencia del Episcopado Mexicano, confesaron ser católicos, a algunos de ellos los ven los obispos de tiempo en tiempo en misa. Es un valor del que deben estar orgullosos.

Dios es el fundamento del orden del universo, así lo profesan quienes tienen la fortuna de tener la fe religiosa en un solo Dios verdadero, Ometéotl, para los aztecas y los toltecas, el Dios de Jesucristo para los cristianos.

Dios es el fundamento del orden moral que hace posible la convivencia social armoniosa, sabia, en sana paz: es una roca enorme, inconmovible. Sus leyes son de una sabiduría eterna y hacen hombres y mujeres honestos, valiosos, confiables, como John F Kennedy, el general De Gaulle, Felipe.

El concepto de Dios permite tener una visión completa y sólida del hombre, en toda su profundidad, y conocer el misterio del hombre, su destino definitivo, los bienes verdaderos que le traen la felicidad,el bien que lo atormenta.

Sólo en Dios se puede tener la verdad del hombre, casi todo y casi nada, sólo en Dios se entienden con toda claridad los enigmas y los problemas de la existencia humana, escribe el genial Benedicto XVI.

Los líderes de hoy muestran el vacío de una visión de conjunto, estructurada, fundamentada siguiendo las grandes leyes de la lógica, no tienen una filosofía, una visión unitaria del hombre. Van pegando juntos distintos elementos, de la más diversa índole, sin lógica interna. Presentan un hombre fragmentado, que, por otro lado, es consecuencia de la acción transformante de los medios de comunicación social que fragmentan la realidad.

 

Dios es el fundamento del orden moral que rige la convivencia social sana, armoniosa, de justicia, en un, estado de derecho. Es la plataforma también de una vida sin corrupción y de progreso.

Hay un principio, fundamento de este orden social, de este cosmos: hay que hacer el bien y evitar el mal. Su violación trae como consecuencia la descomposición social que sufrimos. No hay ley, todo mundo se permite delinquir impunemente, con cinismo. Los grandes de la sociedad cometen grandes crímenes y andan como si nada, sus colegas de partido los protegen.

Se ha perdido la conciencia moral por el vacío de ley, la impunidad y el ejemplo de hombres importantes convenencieros, que pretenden definir el bien y el mal y pretenden que lo que ellos hacen es lo bueno.

 

Una visión fundada de la vida y del cosmos permite discernir si el candidato es un hombre sabio, si tiene un proyecto de nación que estructure sus propuestas, si tiene jerarquizadas las necesidades del pueblo y promete lo más importante para la gente, no aquello lo que le atrae votos.

 

Para todos y cada uno de los mexicanos ¡es hora de despertar! De asumir su papel decisivo en el cambio de gobierno, la liberación de los corruptos y la construcción de la civilización de la paz.

Debemos reflexivamente a los candidatos, analizarlos, optar por el bueno por encima de conveniencias facciosos y de ideologías, por el bien de México, de todos, primero de los pobres.