FICM: 20 años transformando la realidad michoacana

El FICM, en su edición de 2022, celebra su vigésimo aniversario posicionándose como uno de los mejores festivales de cine de América Latina.

Diego Herrejón Aguilera

Había llegado la hora; se dieron un beso que marcaba el fin de la esperanza individual pero que daba inicio al fin del sufrimiento bélico marcado por el nazismo y su guerra. “¿Alguien tiene un mensaje para Alemania? Yo tengo un mensaje, todos ustedes morirán”, dijo Shosanna Dreyfus, interpretado por Mèlanie Laurent, en una sala de cine que se habría encargado de reunir a todos los altos mandos de la Alemania Nazi en la película ‘Bastardos sin Gloria’, de Quentin Tarantino, misma que inauguraba el Festival de Cine de Morelia en su edición de 2009.

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El plan era sencillo: quemarlo todo. Se proyectaba una película sin sentido que glorificaba las hazañas sangrientas de un condecorado soldado Nazi. A la función habrían asistido Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich y hasta el mismo Führer. En medio de la función, habrían cambiado las cintas, cerraron y bloquearon las entradas y salidas y una torre de películas de celuloide, altamente inflamable, esperaba a ser encendida en el plan de abrasar con los causantes del Holocausto.

La misión se concretó. El plan de Shosanna habría convergido también con los intentos suicidas de los bastardos sin gloria, que habrían entrado al teatro para masacrar a los líderes del nazismo. El cine se habría encargado de reunir al enemigo común mediante una función para luego destruirlo. Acabar con ellos mediante un poder cultural.

El FICM, en su edición de 2022, celebra su vigésimo aniversario posicionándose como uno de los mejores festivales de cine de América Latina. Cambiado el ya diario discurso trágico de nuestro estado, aquel que señala la ingobernabilidad y la crisis económica, por uno que enaltece nuestra cultura y la belleza de nuestra capital por medio de su acervo cultural en el séptimo arte.

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¿Qué tanto podemos hacer un símil entre la misión ficticia de Shosanna Dreyfus con la misión y propósito cultural de nuestro festival?, ¿podemos, mediante el cine y la cultura, eliminar a los enemigos comunes? Enhorabuena a un festival que nos ha hecho recordar la belleza de nuestras tradiciones con ‘Coco’ (2017), nuestra experiencia nostálgica con los poemas de ‘Neruda’ (2016), la virtud de la ignorancia en ‘Birdman’ (2014), la genialidad del mexicano como fuera de este mundo en ‘Gravity’ (2013) o la cruda realidad en ‘Biutiful’ (2010).

Como cada año, en la semana que dura el festival, la realidad michoacana se proyecta en el ojo público mundial y nacional. Durante los ocho días llegan a la capital turistas de todos los estados y de todas las nacionalidades, personajes que han usado el poder del cine para hacerle una sátira, una comedia, un drama o una crítica a nuestra realidad; visibilizando los problemas sociales y protestando, con una cámara, un guion y cientos de personas que colaboran en su producción, sobre una perspectiva que debe ser plasmada, entendida y digerida. Es el cine nuestra arma cultural que apunta, mediante el goce del producto, hacia el cambio de perspectivas y al entendimiento de nuestras realidades.

Con esta edición, Morelia no solo cumple dos décadas siendo la capital de la cinematografía mexicana, sino también como pilar importante para la generación de talento mexicano y michoacano dentro del gremio mediante el impulso y apoyo a cineastas y actores. Las secciones de cortometrajes, largometrajes y documentales de esta edición presentarán, de acurdo con su programa oficial, 85 filmes de origen mexicano que se suman al acervo nacional.

El discurso político y las demandas sociales se hacen presentes en los discursos y en los filmes de nuestro festival. En los discursos inaugurales se hizo referencia a la violencia cotidiana: “que se callen las balas”. Se mostró también la inconformidad del presupuesto asignado a la cultura el cual es “menor al sugerido por la UNESCO”. En el catálogo se hacen presentes las cintas que tratan de migración, seguridad, corrupción o machismo. El festival se convierte en foco de protesta de temas que atentan contra el orgullo del país.

Con o sin intención, Tarantino nos adelantó en 2009, en pleno Festival de Cine de Morelia, la misión cultural del cine. La cultura proyectada en la pantalla grande puede cambiar nuestra realidad a través de la voz de las y los realizadores, productores y actores. Tal como Shosanna exterminó al mal de su época con celuloide y un encendedor, dejemos que nuestro festival haga lo suyo mediante la exposición y el impulso del talento mexicano. Enhorabuena por 20 años de transformar la realidad de nuestro estado.