Estamos a menos de 20 días de que nuestro país, nuestra sociedad y sus electores mexicanos aceptemos la invitación de las instituciones electorales, de organizaciones político-partidistas y de sus candidatos a los puestos de elección popular de acudir a las urnas y participar en el ejercicio democrático para renovar nuestras instituciones republicanas, democráticamente, vitalizando a nuestro perfectible sistema político democrático, y de partidos. Independientemente de las cuestiones cuantitativas – la más grande de que se tenga registro, la más riesgosa, la que, aunque no se quiera y se diga que no habrá problema para acudir a depositar el sufragio, se desarrollará en un clima, artificialmente exacerbado, será la más delicada y sensible; de los casi 90 millones de ciudadanos empadronados, de los millones de infalsificables boletas electorales, de las casillas electorales que se instalarán, de los cientos de miles de ciudadanos que participarán como funcionarios de casillas, de los miles de observadores internacionales y nacionales que atestiguarán los sucesos electorales, de los más de 3,400 puestos de representación popular que se disputarán en los 8 estados y la ciudad de México en las que se realizará la completa renovación de sus poderes legislativos y Ejecutivos, de los miles de spots radiales y televisivos, de las miles y miles de planas y planas de propaganda en los medios de comunicación masiva puestos a disposición de los candidatos, del uso masivo de las redes sociales y, por primera ocasión, del uso intensivo, y perverso, mal intencionado, de las llamadas redes sociales y del uso perverso de las fakenews (noticias falsas), etc. y etc., están ahí varias peculiaridades que individualizan este proceso y que lo harán histórico, no únicamente por el resultado. 1° En el pasado reciente – ése que se desea olvidar y que todos tienen presente – los candidatos a la presidencia de la República hacían ganar a los candidatos estatales y a los candidatos a diputaciones federales y Senadurías; ahora es a la inversa. 2° En ese pasado, los candidatos a la presidencia de la República se identificaban con un lema, con una idea, con un mensaje, con un logo, con un ícono: Arriba y Adelante, Soy el Último Presidente de la Revolución, Por la Renovación Moral de la Sociedad, Por el Cambio Hacia el Primer Mundo, Por un Cambio con Rumbo, echaré al PRI de Los Pinos, con sus víboras y tepocatas, Soy el Hijo Desobediente, el copete de Peña Nieto y/o los escudos de sus respectivos partidos. Ahora, ningún presidenciable tiene un lema o una imagen o una idea. 3° Ahora está sucediendo ante nuestros ojos y conciencia algo inédito: en ese mismo pasado, los candidatos a la presidencia de la República jalaban-impulsaban las candidaturas de quienes eran propuestos por su partido.Ahora, (salvo MoReNa que sí las está jalando) sucede todo lo contrario: parece ser que o los candidatos a los puestos de representación popular elevarán las votaciones de su candidato a la presidencia de la República o TODOS carecerán, por la debilidad, delgadez de su piso electoral, la ausencia de su voto duro, de los votos necesarios para el triunfo. En otras palabras, los partidos políticos ya no funcionan como productores de votos. Aunque pudieran darse excepciones. 4° Las campañas políticas de 2012 fueron las últimas en las cuales los candidatos se vanagloriaban de sus partidos políticos. Ahora, únicamente lo usan porque los partidos políticos siguen teniendo el monopolio de acceso al poder; son herramienta=requisito indispensable para llegar al poder. Los candidatos independientes al poder Ejecutivo no pegaron…por las razones que sean o hayan sido.(Desde mi percepción deben buscar y llegar al H. Congreso de la Unión /Congresos locales. Ahí está el secreto y la llave del cambio y renovación=fortalecimiento de nuestra política.) Los Ejecutivos sean del nivel que sean necesitan un partido=organización política que lo arrope, que lo proteja; que sea su arma de contención, disuasión, defensa y ataque. Así como están, y donde están, favorecen más corrupción e impunidad. 5° Los candidatos a los puestos de representación popular están también ayunos de esas cualidades que los, y las, hacen diferentes: puras palabras cascarón, palabras huecas, sin valor, sin significación, sin contenido, sin idea, sin mensaje. La actual práctica de la política partidista electoral en nuestro país ha devaluado, desinflado las palabras y borrado su significado. 6° En México desde hace casi una generación se inició el desuso de la ideología en la práctica política, hasta llegar a la actual condición, a la circunstancia histórica del momento: La ideología ahí está, pero o ningún candidato tiene ideas, formación político-histórico-sensibilidad político-social o los partidos políticos y sus cúpulas tienen sus plataformas ideológicas como puro requisito de tinta=adorno y se inclinan por el pragmatismo, la inmediatez, el utilitarismo. Para la actual política la ideología vale para diez cosas: para nada, para nada, para nada y para siete ch()/&%$#”! 7° En el alud de informaciones ciertas, malas informaciones, sofismas, medias verdades, posverdades y fake news, está algo latente: el 51% de posibilidades de que el futuro titular del Ejecutivo federal cuente con mayoría natural y tenga, además, al H. Congreso de la Unión como aliado=colaborador y no como adversario y NO deba negociar con las otras minorías partidistas representadas en el H. Congreso de la Unión(que MoReNa obtenga más de 251 diputados y más de 65 Senadores por ambos principios. Así el nuevo presidente controlaría 2 de 3 poderes de la Unión. Nueva correlación de fuerzas, pesos y contrapesos que empezó a vislumbrarse en 1988 y se manifestó como un hecho en la elección de 2000. A partir de la distribución de las diputaciones y senadurías entre los partidos, resultado de ese proceso electoral, el Ejecutivo federal en turno resultó electo por la minoría más grande – se argumentaba que no tenía legitimidad social, pues la mayoría estaba en su contra. Era oposición –y, los teóricos afirmaban quepara gobernar debería construir la mayoría artificial negociando con todas las minorías más grandes; incluso se tejieron teorías políticas sobre el Arte de Gobernar con Minorías. Ejemplo reciente: el Pacto por México de Enrique Peña Nieto. De esa negociación resultó el acuerdo para votar favorablemente las llamadas reformas estructurales y avanzar en la gobernabilidad del país. Esto es el origen de las coaliciones para gobernar. Y esto es un riesgo que no debe correrse. Deben existir pesos y contrapesos entre los 3 poderes de la Unión. Es necesario cuidar que la insensibilidad política de la sociedad nos convierta en una República, en una nación, en un Estado frágiles. Es necesario que los protagonistas políticos – personas, órganos sociales e instituciones - estén y se comporten a la altura del sistema en el cual funcionan. Un sistema político electoral como el nuestro exige, demanda, requiere que sus protagonistas se conduzcan congruentemente con las circunstancias y – si cabe el término – con la calidad correspondiente.
La Voz de Michoacán
