¿Ni el lenguaje se exenta de la desigualdad?

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Foto: Tomada de Atrapadoenlalectura. La experta del lenguaje señaló que considera que la gramática no es sexista

Yazmin Espinoza/ La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Si estás en redes sociales, es imposible que no hayas escuchado hablar de las iniciativas de un lenguaje inclusivo, pero ¿sabes por qué surge y cómo funciona?

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Los promotores de esta iniciativa aseguran que el lenguaje no está exento de la desigualdad que existe en nuestra sociedad y que el uso del genérico masculino es una demostración de la inequidad histórica entre hombres y mujeres pues de alguna manera legitimiza la posición del poder del varón por sobre la mujer

Por ejemplo, cuando queremos referirnos a todas las personas que trabajan, incluidas mujeres y varones decimos los trabajadores y no las trabajadoras, y si bien hace más de 20 años la UNESCO sugirió que se hablara de niños y niñas en lugar de apelar al masculino genérico, este no es el único problema.

Promotores del lenguaje inclusivo señalan que el plantear todo en términos masculinos o femeninos pueden quedar excluidas personas que no se sientan representadas por los géneros dominantes ya que este carácter binario del lenguaje visibiliza únicamente a dos grupos, pero claro que está que existen otras identidades de género.

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Así, el lenguaje inclusivo llega como una manera de hablar que sea más justa y que no excluya ni oprima a ningún grupo de la sociedad. Primero surgió el @ (niñ@s, trabajador@s), luego la x (niños, trabajadorxs), pero no solucionó el problema pues este lenguaje inclusivo sólo sirve para ser escrito ya que ni la x ni el @ se pueden pronunciar, de ahí entonces que surgió la “e”.

 

¿Cómo funciona?

Se reemplaza la letra que le da el género a las palabras, es decir, la “o” o la “a”, por la “e”. En vez de todos o todas se dice “todes”.

Cuando una palabra en femenino termina en “a”, pero en masculino no termina en “o”, se modifica el femenino por una “e”, este sería el caso de “nena” y “nene”, entonces si en el masculino queda de forma neutra, queda como está y se le suma un adjetivo o pronombre sin género, y se diría entonces “les nenes”. Por otro lado, si una de las palabras ya es indefinida, como “valiente” o “cantante”, no es necesario modificarla.

También se cambian los pronombres, como “ellos” por “elles”, o “tuyos” por “tuyes”. Según explica el manual de Asamblea No Binarie, para mantener la coherencia dentro de una oración los adjetivos y modificadores que le corresponden a un sustantivo deben coincidir en género y número, es decir, si el sustantivo es “chicos” pasa a ser “chiques”, y se podría decir “les chiques son valientes”. Si el sustantivo es mesa, se dice “la mesa es alta”, no cambia. Si el sustantivo es estudiante, se dice “le estudiante se fue al recreo”.

 

 

Posturas encontradas

El lenguaje no sexista e inclusivo es un fenómeno global, en la actualidad son los jóvenes los que más promueven su utilización y esto se ve reflejado en las redes sociales. Se está debatiendo en distintos países del mundo y la discusión va mucho más allá que un cambio de vocal, por ejemplo en Chile el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes publicó una Guía del Lenguaje Inclusivo con recomendaciones de eliminar los estereotipos de género y la discriminación. En España y Francia existen movimientos que alientan el lenguaje no sexista en universidades e instituciones, sin embargo, la Real Academia Española (RAE) desalienta su uso.

“#RAEconsultas El uso de la letra «e» como supuesta marca de género es ajeno al sistema morfológico del español, además de ser innecesario, pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo en referencia a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”, afirmó la institución a través de su twitter.

Por su parte, Concepción Company Company, quien ocupó su silla en la Academia Mexicana de la Lengua en el año 2005, y en el 2016 ingresó en el Colegio Nacional de México aseguró hace poco en una entrevista que : “No quiero que me incluyan por ser mujer, pero tampoco que me excluyan, que no me vean o no me tengan en cuenta por serlo”.

La experta del lenguaje señaló que considera que la gramática no es sexista ni deja de serlo pues este no es un concepto que pueda ser aplicado a la gramática, pero sí al lenguaje y al discurso.

“Puede serlo el uso que hagamos de la gramática o cómo construyamos el discurso. Eso sí puede serlo, y de hecho muchas veces lo es. La gramática es totalmente aséptica, está ahí porque le funciona a una comunidad, pero el uso sí puede ser sexista”.

Explicó que, por ejemplo, cuando a un hombre le dan un premio los periódicos mexicanos suelen decir: “Juan Pérez fue reconocido con el premio Cervantes”. En este caso Juan está a la cabeza de la oración, figura como el tópico, el principal, pero si es una mujer con frecuencia aparece: “el premio Cervantes le fue otorgado a Juana Pérez”.

Al aparecer entonces en la cabeza el premio se discrimina a Juana que llega en segundo término a la oración. Dijo que también ocurre que si el premiado es un hombre se escribe un texto con su currículo y si es una mujer se ponen como mucho tres líneas.