Arturo García Bustos hace historia en el muralismo

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Ciudad de México.- Discípulo de la pintora Frida Kahlo, ayudante de Diego Rivera y representante de la época dorada del muralismo mexicano, el pintor grabador y muralista mexicano Arturo García Bustos fue un artista comprometido con las luchas humanistas y las ideas libertarias de los pueblos latinoamericanos.

Miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA),  García Bustos, quien murió esta mañana,  participó en numerosas exposiciones y recibió innumerables premios y distinciones en reconocimiento a su destacada carrera artística, entre ellos la Medalla de Oro del Movimiento de la Paz por sus grabados alusivos a la Revolución de Guatemala.

Siempre estuvo comprometido con las luchas humanistas y las ideas libertarias de los pueblos latinoamericanos, cuya temática ha sido motivo de muchas de sus obras gráficas, como lo señala su biografía publicada en “ww.academiadeartes.org.mx”.

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“El muralismo es una expresión profundamente mexicana que buscaba las raíces. Surge luego de un importante movimiento social, como fue la Revolución Mexicana, y este impulso lo recibieron los artistas y crearon una nueva pintura, porque aunque en el mundo prehispánico y colonial ya se había hecho, no tenía la misma pasión para pintar lo mexicano para los mexicanos”, explicó el maestro en una entrevista difundida por la Secretaría de Cultura.

Arturo García Bustos nació el 8 de agosto de 1926 en la Ciudad de México. Siendo muy joven ingresó al Taller de Gráfica Popular donde participó de las actividades artísticas más importantes del país al lado de Leopoldo Méndez, Pablo O´Higgins, Alfredo Zalce, Ignacio Aguirre y otros maestros grabadores.

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El pintor quedó huérfano de madre desde que era un niño, cuando vivía en el Centro de la Ciudad de México y estaba al cuidado de sus hermanos. De camino a la escuela primaria pasaba todos los días por el edificio de la Secretaría de Educación Pública, donde conoció los murales de Diego Rivera y de otros maestros de la disciplina. Ahí descubrió la pasión que lo marcaría de por vida.

“A los 10 o 12 años de edad ya pintaba sobre las paredes de mi casa con agua, y me hacía la ilusión que creaba un mural, pero bueno, como eran con agua, se trataba de murales efímeros. Lo hacía así para que no me regañaran mis hermanos mayores”, señaló el pintor.

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Cuando era adolescente vio como José Clemente Orozco pintaba un mural en la Iglesia de Jesús, y un día se atrevió a pedirle que lo dejara subir al andamio para ayudarlo, “no para pintar ni mucho menos, pero sí acercándole los colores, los pinceles. Así empecé en esto”, narró el pintor.

Arturo García Bustos estudió en la Academia de San Carlos y más tarde en La Esmeralda, donde tuvo a maestros como Agustín Lazo, Frida Kahlo, Alfredo Zalce y María Izquierdo, entre otros.

1945 fue un año decisivo en la vida y formación de García Bustos porque se integró al grupo “Los Fridos”, junto a Arturo Estrada, Guillermo Monrroy y Fanny Rabel. Ese mismo año ingresó al Taller de la Gráfica Popular y participó en la fundación del grupo “Artistas jóvenes revolucionarios”.

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“Recuerdo a Frida como una persona y una artista maravillosa que nos invitó a su casa de Coyoacán a seguir con las clases, porque a causa de una de sus tantas operaciones no podría seguir asistiendo a la escuela. Ella fue mi gran maestra”, confesó en aquella ocasión.

En sus propias palabras “haber sido alumno de la pintora Frida Kahlo no ha sido un problema para mi carrera, sino una enorme fortuna”, porque aseguró que nunca trató de imitarla, sino de ser heredero de una ideología que siempre mantuvo: pintar las raíces mexicanas y hacer pintura del pueblo para el pueblo, como lo explicó en una entrevista realizada en 2014.

Ese año se presentó su libro “Arturo García Bustos. En el espacio mágico del muralismo mexicano”, editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes –ahora Secretaría de Cultura-, a través de la Dirección General de Publicaciones, el cual fue presentado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“Estoy feliz porque es un libro bellísimo. Es una muestra de lo que ha sido mi trabajo en la parte del muralismo, porque también he hecho pintura de caballete y algo de gráfica, pues tuve la suerte de haber sido parte del Taller de Gráfica Popular que, en mis años de juventud, tenía un impulso formidable”, expresó García Bustos en ese momento.

En pasado 8 de octubre recibió un homenaje en el Museo Mural Diego Rivera para celebrar sus 90 años de vida y 70 de carrera artística, en el acto se presentó la segunda edición del volumen “En tinta negra y en tinta roja. Arturo García Bustos, vida y obra”, de Abel Santiago, editado por la fundación Todos por el Itsmo.

En el homenaje, la historiadora de arte, Dina Comisarenco, expresó que el artista y su colega y compañera, Rina Lazo, “pertenecen a la estirpe de los grandes artísticas mexicanos, a los que no solo México, sino el mundo entero les estamos en deuda”.

A lo que el homenajeado respondió: “me llena de alegría el reconocimiento a mi trabajo tanto en el grabado como en la pintura mural, realizado durante esta larga vida; espero tener las fuerzas para seguir plasmando mi pensamiento y emoción en las obras que tengo pendientes”.

Actualmente algunos de sus murales que se encuentran ubicados en el Palacio de Gobierno de Oaxaca, en el Museo Nacional de Antropología, así como en algunos hoteles y escuelas del país. En octubre pasado la Galería de Televisión Educativa ubicada en la delegación Venustiano Carranza albergó la exposición “Miradas revolucionarias” con obra de García Bustos y Sarah Jiménez.