Cautiva López Tarso con lectura de "Cien años de soledad"

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Ciudad de México.- Con ovación de pie fue recibido hoy en el Palacio de Bellas Artes el primer actor mexicano Ignacio López Tarso, quien acompañado por su hijo, el también actor Juan Ignacio Aranda, compartió algunos momentos cumbres de la novela "Cien años de soledad", del colombiano Gabriel García Márquez (1928-2014).

La sesión se desarrolló en ocasión de los 50 años de la aparición de dicha publicación, y logró abarrotar tanto la Sala Manuel M. Ponce, como la Adamo Boari y la Internacional del mismo recinto, donde se colocaron pantallas para la transmisión en vivo del evento.

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¿Dónde pongo este micrófono? Debí haberme medido todo esto antes, pero no, siempre llega uno a la hora de la hora y en este momento vamos a acomodar todo este tilichero, pero aquí me da una sombra muy grande; ¿podemos empezar? Muy bien, arrancó el primer actor, quien lució de muy buen humor.

Ataviado con un traje gris, el actor mexicano de 92 años, protagonista de emblemáticas películas como “Macario” o “Cri- Cri, el grillito cantor”, entre muchas otras, agradeció con una ligera reverencia el cariño del público y se dispuso a compartir la lectura.

Se trató de una selección de textos de Arturo Rosales Ayala, ambos actores leyeron los momentos “El Lleno”, “Remedios la Bella” y “La ciudad de los espejos”, con la que atraparon las miradas y oídos de cientos de lectores y amantes de la obra del Premio Nobel de Literatura 1982.

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“Se trata de tres momentos de una parte de la novela, que exponen una parte de su enigmática belleza. Sin embargo, el mejor homenaje que podemos hacerle a cualquier creación literaria es leerla en su totalidad”, dijo Aranda, quien extendió una invitación a los presentes a continuar leyendo el libro en la intimidad de su propio tiempo y espacio.

López Tarso finalmente arrancó: “Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en su padre lo llevó a conocer el llano; Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y caña brava, construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por leche de piedras pulidas”.

Por espacio de una hora, la lectura además de atrapar la atención despertó algunas risas y no por la comicidad del actor, sino por la propia lectura del texto.

La lectura se realizó en el marco del ciclo "Leo, luego existo", que busca acercar los libros a niños, jóvenes y público en general por medio de ciclos de lectura en voz alta con reconocidos actores y actrices de teatro, cine y televisión, quienes los invitan a sumergirse en una selección de textos de autores clásicos y contemporáneos.

Luego de los tres momentos mágicos que encerró la novela, ambos actores agradecieron la presencia del público, a quien tal como ocurrió al principio recibió una prolongada ovación de pie.