"Colonia tenía una estructura política más global"

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Ciudad de México.- La estructura política y social que se desarrolló en México durante la Colonia no era propia sólo de la entonces Nueva España, sino de un reino en el que se daban mecanismos políticos muy parecidos a los europeos.

Pero también parecido a lo que se sucedía en países asiáticos, porque todo formaba parte de un conglomerado, aseguró el historiador español José Javier Ruiz Ibáñez.

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Entrevistado previo a una charla que ofreció en la Librería Rosario Castellanos del Centro Cultural Bella Época, en esta capital, el investigador por la Universidad de Murcia ofreció un panorama acerca de las nuevas visiones que se tienen hoy sobre los mundos ibéricos.

Comentó que en el caso mexicano, no era esencial de México, sino que era la expresión de un mundo mucho más global, de un mundo en el que los mismos libros que se leían entonces en la Nueva España, se leían en Europa.

“Y ello significa que no existe una historia de un centro como España y una periferia, México; sino que todos los espacios son protagonistas del mundo, desde las poblaciones africanas que forman parte del imperio portugués, a las poblaciones flamencas que forman parte del conglomerado hispánico”, aseveró.

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Recordó que en los últimos años ha existido una reflexión sobre cómo estudiar todo lo que fue el conglomerado de la proyección Ibérica, pero no sólo en América, sino en Asia y Europa, no a partir de la visión tradicional de historias nacionales, sino a partir de comprender que se trataba de un espacio común en el que el protagonismo accedería a las poblaciones locales.

De acuerdo con el académico, tal situación “impone una reflexión mucho más profunda y aventurada, respecto a la necesidad de volver a una construcción histórica en todo el mundo a nivel local, misma que se reúne en cuatro tomos:

“Los franceses de Felipe II”; “Las Vecindades de las monarquías Ibéricas”; “Las Milicias del Rey de España” y “Los Exiliados del Rey de España”, todos ellos, editados por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y que superan el punto de vista de la vieja historia nacional.

Ruiz Ibáñez indicó que durante el virreinato, en México no existían tropas profesionales, sino que el propio Rey de España mantenía un ejército para dominarlo.

“Se trataba de milicias integradas por mexicanos que defendían México, igual que eran milicias integradas por napolitanos los que defendían Nápoles y eso significa que el poder estaba a escala local”, dijo.

“Todo formaba parte de la misma cultura política, el problema que ha tenido la historia hoy es que se ha pensado que lo que sucedía en cada lugar era específico, natural, especial de ese lugar, y no, no se puede definir qué es lo específico sin saber primero qué es lo genérico, que es lo compartido y eso no se había estudiado.

“De tal suerte que se pensaba que lo que sucedía en Chile era específicamente de Chile y, claro que no, la dominación política y militar de Chile, era parecida a la de Nápoles, porque eran las mismas personas las que lo aplicaban”, señaló.

Para el investigador español, hasta fechas recientes “la historia de estos mundos o países no se asumía que existía un sujeto histórico, la historia de los mundos ibéricos, era la historia de México, Portugal, India, Filipinas, es decir, cada historia se consideraba que era especial.

Sólo llamamos historia nacional a la que sirve para justificar los estados que aparecieron en el siglo XIX, acotó.

“Pensábamos que cada espacio era particular, especial, y nada de eso, el mundo de hace cuatro siglos, tenía su propia lógica aunque no nos gustara, era una lógica común”, agregó.

Explicó que esta situación era poco estudiada y desde el momento en el que aparecen los estados y naciones en el siglo XIX, “cada país tuvo su propia libertad e historia”.

“Pero seguimos teniendo rasgos comunes, como la cultura, el idioma, los libros que leemos, como nos enamoramos, todo ello, es específico de estos mundos latinos y tiene que ver con los mundos anglosajones”, indicó.

Dejó en claro también que toda esta serie de visiones sirve en sí “para liberarnos, es decir, si pensamos que estamos determinados a ser chilenos, españoles o etcétera, somos esclavos entonces de lo que hemos inventado como historia”.

“Nos damos cuenta de que la historia era una zona distinta, era global y que dentro de eso podemos elegir, hoy también podemos elegir e ir más allá; hay que darnos cuenta de que si somos mexicanos, compartimos mucho con los chilenos, peruanos, brasileños, españoles y que podemos pensar en lo común sin dejar de ser lo que somos”, concluyó.