Humberto Dupeyron regresa con “El gorila”

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Ciudad de México.- Luego de su paso por la Sala Xavier Villaurrutia, la puesta en escena “El gorila”, original de Franz Kafka (1883-1924), llegó al Teatro Carpa Geodésica para ofrecer funciones todos los sábados del mes de junio.El actor Humberto Dupeyron, quien celebra 27 años de escenificar este monólogo, agradeció anoche al público por asistir a la segunda función en este espacio escénico, en el que le gustaría tener una temporada de más de un mes.

“Tengo una enfermedad que entre los 12 y los 40 años no sabía que tenía, fue después que me diagnosticaron esclerosis múltiple; la vida es así... un día mi padre me dijo la vida es gratis, así que a vivirla con alegría”, expresó el destacado histrión.

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La puesta en escena, que aborda temas como la libertad y la vida cotidiana, retrata la lucha interna que prevalece en un gorila adaptado a la sociedad, que es capaz de dictar conferencias vestido de traje, frente a una serie de prestigiados académicos y científicos.

El gorila se ha transformado en un hombre y se prepara para ofrecer una conferencia en la Real Academia de las Ciencias, donde expresa en su discurso todo su pasado y su presente, pero poco a poco lamenta todo lo aprendido.

Se da cuenta de todo lo que los hombres pueden hacer y deshacer, sobre todo de las injusticias, el poder y la avaricia que puede haber en una sociedad.

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Un pódium de madera, sillas, una mesa y dos pinturas de rostros de un hombre que describe a dos hombres con rasgos de gorila, fueron los elementos escenográficos con que contó el actor para dar vida a su monólogo.

En medio de movimientos un poco torpes y un lenguaje que se apoyó el gestos, sacar la lengua y hacer gruñidos como lo hace un gorila, dictó su conferencia en la que explicó desde que estaba en un circo encerrado en una celda y luego de cómo aprendió a caminar y hablar como un hombre.

Aunque logró ser un empresario, luego de comprar el circo y después entrar a la bolsa de valores, lamentó que haber dejado su vida de gorila, pues tenía muchos años que no se subía a un árbol; lo que más extrañaba, aseguró, era la selva donde había nacido.