Raúl Parrao transporta al espectador a atmósferas barrocas

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El performance “Inter-Z-on-E>Universo-E/x”, donde lo absurdo y lo onírico conforman un collage expresionista, tuvo anoche la primera de tres funciones en el Palacio de Bellas Artes. Se trata de una obra del vanguardista Raúl Parrao, maestro mexicano quien también aporta la dirección general.

En el mismo recinto, hoy a las 13:00 y 19:00 horas, volverá a presentarse el espectáculo basado en el universo literario de William Burroughs, revisitado por la coreografía de Parrao, quien al frente del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) ha logrado una propuesta dancística de depurada calidad estética, muy digna de Bellas Artes.

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Obra bizarra, producida en 2014 por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Ceprodac, suma a lo absurdo y lo onírico la no-lógica para armar una pieza coreográfica que toma como excusa el alucinante universo de William S. Burroughs (1914-1997); aquí, se cortan y pegan aleatoriamente cachos biográficos y ficticios de su vida y obra.

“Inter-Z-on-E>Universo-E/x” es un collage expresionista que expresa lo esencial de la naturaleza desdoblada de Burroughs; un laberinto de interzonas que enmarañan el rastreo de su existencia y legado, su mundo interno y sus relaciones interpersonales, así como su tránsito entre Estados Unidos, México y Sudamérica, y Londres, París, Roma y Tánger.

La obra busca envolver al público un ese cosmos de imágenes alucinatorias y atmósferas barrocas; en un mar de historias absurdas donde los personajes son guiados a través del lado oscuro de la imaginación de Bill-Lee B, quien se cree alienígena y cuya memoria yace en un estado de conciencia alterada que revela parte de la gran condición humana.

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“A pesar del aparente caos, las imágenes son de una sobrecogedora belleza”, comentó Parrao, quien en “Inter-Z-on-E>Universo-E/x” se atreve a plasmar lo incoherente para explorar el estado alterado del sujeto y el terreno entre el mundo real y ficticio, lleno de personajes absurdos: Un alienígena, un insecto, un vaquero y el delirio hacia la locura.

Esta obra es también una metáfora de la adicción como figura de toda forma de control. En ella, el espectador entiende que vive en un mundo de adictos, donde los poderes del Estado y el mercado lo dominan mediante la adicción a las drogas, al dinero, al poder, al consumo, al sexo y a la palabra. Y así lo sintió la audiencia que anoche asistió al palacio.

El interés de Parrao en el proceso del montaje, se informó poco antes de iniciar la función, ha radicado en trasladar a la danza la técnica experimental del “cut-up” (“corta y pega”) que encontró William S. Burroughs para elaborar collages con fotografías y otras imágenes, para poder crear sus personajes.

“De esta manera, haciendo conciencia, pido a los bailarines secuencias de movimientos que recuerden de otros montajes. En conjunto de bailarines que toma parte hace con eso una revoltura, y esas secuencias juntas tienen un nuevo sentido y otra carga, justo como hacía Burroughs: Tomar textos de Shakespeare y recontextualizarlos”, añadió Parrao.

En la obra participan 12 bailarines del Ceprodac que dan vida a los personajes. “Me gusta trabajar con la gente que se compromete, explora y traduce ideas. Busco en los intérpretes que puedan ser capaces de crear un discurso y un mundo interno a partir de lo que pido. Dirijo su capacidad de alteridad para luego llegar a la forma y al movimiento”, abundó.

Las obras de Parrao se distinguen por ser provocadoras y provistas de una imaginación desbordada, vanguardistas en su lenguaje y de gran elocuencia. Su trabajo ha obtenido una fuerte influencia de la ciencia ficción y del cómic. Su danza onírica, bizarra, como él la llama, se atreve a plasmar lo incoherente y a transgredir la narrativa convencional.

“Uso el término de bizarro, que para mí significa mixtura de opuestos que logran crear algo nuevo, como el alebrije. Veo a mi obra como una continuidad, donde retomo personajes que han aparecido y vuelven a asomarse por momentos y reaparecen en escena, como una historia continua”, acotó el coreógrafo, bailarín y director del Ceprodac.

Cabe anotar que el Ceprodac, desde su fundación en 2011, se ha situado como un espacio abierto a la experimentación e investigación para el impulso de la danza contemporánea en México, que brinda a los creadores una infraestructura con los elementos necesarios para la realización de cada montaje, respetando siempre la libertad creativa del artista.

Con el respaldo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el INBA y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), ya ha realizado 23 producciones coreográficas de autores nacionales y extranjeros, además de 12 coproducciones: Seis con distintas compañías mexicanas independientes y seis de corte y carácter internaciona