Recordamos a Juan Rulfo a 30 años de su ausencia

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La colección de cuentos “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955) son los dos librosmás conocidos de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo; también publicó un guión cinematográfico llamado “El gallo de oro”, una serie de investigaciones históricas sobre la conquista de nueva Galicia, hoy Jalisco, que fue distribuido gratuitamente por una empresa en Guadalajara, además del libro 100 fotografías de Juan Rulfo.

Hace 30 años falleció el máximo exponente del realismo mágico. Sin embargo, la influencia del escritor en las generaciones que le siguieron fue mucho más extensa que su obra publicada.

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Nació el 16 de mayo de 1918 en la casa familiar de Apulco, Jalisco, fue registrado en la ciudad de Sayula, sus padres fueron María Vizcaíno Arias y Juan Nepomuceno Pérez Rulfo.

Su infancia fue difícil, enmedio de la violencia que prevaleció después de la Revolución mexicana, a causa de la rebelión cristera, el hogar estuvo lleno de luto, el padre y los tíos de Rulfo fueron asesinados, poco después falleció su madre, por lo que él creció en un ambiente de soledad, castigo y disciplina en un orfanato de Guadalajara, relató el literato en una entrevista en el marco de su reconocimiento con premio Príncipe de Asturias, en España.

Su tiempo fue absorbido principalmente por la edición de libros de antropología social en el Instituto Nacional Indigenista, una colección de más de 235 textos sobre 56 comunidades indígenas de las que no se contaba con documentación, incluso se desconocían la existencia de algunas. Trabajó 23 años en el instituto.

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Después del internado, Rulfo de trasladó a la Ciudad de México, ingresaba como oyente a los cursos de Historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Al no conseguir ingresar a la carrera de Derecho ni a la de Filosofía y Letras, Rulfo trabajó en la oficina de inmigración de la Secretaría de Gobernación y escribió en diversas publicaciones, entre ellas la revista “América”.

También trabajó como fotógrafo y a principios de los años 50 renunció pues obtuvo la primera de dos becas consecutivas que le otorgó el Centro Mexicano de Escritores, de las cuales derivaron sus más grandes obras, “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955).

Debido a sus difíciles experiencias de vida tenía un estado anímico depresivo y pánico a la multitud. Fue ávido lector, especialista en literatura europea y cantos espirituales negros. Tuvo un gran compromiso con el México del campo, pobreza y asumió el compromiso de amar y respetar el lenguaje literario y estético.

Recibió numerosos galardones: el Premio Nacional de las Letras 1970, el Xavier Villaurrutia 1956 y el Príncipe de Asturias 1983.