Repasa State Ballet de Siberia los clásicos de Chaikovski

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Herederos de la tradición dancística rusa, los bailarines del State Ballet de Siberia se presentaron con éxto anoche en el Teatro Metropólitan de la capital mexicana, donde ofrecieron un gran tributo coreográfico al compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893).

Fundada en 1978 por los mejores bailarines de ballets como el Kiev, Kirov y San Petersburgo, entre otras escuelas, el State Ballet de Siberia dio cátedra de virtuosismo sobre el escenario, donde con técnica depurada y una sentida interpretación dieron vida a fragmentos de los mejores clásicos del ballet.

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Dividido en dos, el programa ofreció la Suite de “El Lago de los cisnes”, y una selección del ballet que incluyó momentos de “La bella durmiente”, “El cascanueces” y la “Sinfonía no. 6”.

La primera parte fue la más afortunada, pues con orquesta en vivo supo recrear la tradición de los grandes ballets rusos, cuyos solistas y cuerpos de baile se fundieron en uno solo, para dar vida a uno de los clásicos mundiales de la disciplina.

Destacó el vestuario elegante y la sobria escenografía que revistieron el montaje en esta historia de amor, pasión y deseo.

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El clímax de la pieza fue el enfrentamiento entre los cisnes blanco y negro, y la personificación de la maldad encarcanada por una especie de gran pajarraco negro que rondó la candidez de los enamorados.

Aplausos nutridos acompañaron cada uno de los cuadros y al final una ovación despidió a los bailarines que para la segunda mitad ya sólo contoron con pistas grabadas para desempeñarse.

El vestuario volvió a cautivar al público, no así la escenografía que dejó su lugar a una cortina brillante que ya no permitió al espectador ubicar con certeza la historia que se bailaba.

Por los altavoces se había anunciado que la segunda mitad del espectáculo, dirigido por el coreógrafo y director artístico Konstantin Ivanov, estaría integrado por una selección y de acuerdio con los promotores se trató de fragmentos de “La Bella durmiente”, “El Cascanueces” y “Sinfonía No. 6”, que fueron ejecutadas con destreza y cautivaron unas veces por la sutileza de los movimientos, otras por la fuerza impresa en ellos.

Al final, el amor fue el sentimiento que ganó a las negras aves de malagüero; y el carisma y la entrega de los bailarines hicieron que la calidad del espectáculo pasara solo por sus movimientos, más allá de cualquier consideración adicional.