Retrato de monjas dominicas "revive" en museo de Michoacán

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Ciudad de México.- Tras los trabajos de conservación que se realizaron in situ al retrato en gran formato de “El traslado de las monjas dominicas a su nuevo convento”, ubicado en el Museo Regional de Michoacán, ahora los visitantes pueden contemplar la escena bajo una nueva iluminación que, a la par de resaltar detalles, preserva la calidad del óleo.Así lo informó en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargado de la restauración del cuadro del siglo XVIII que muestra a la compleja sociedad de la antigua Valladolid.

La pieza que documenta la breve salida de las monjas dominicas el 3 mayo de 1738 para mudarse a su nuevo convento, considerada una de las obras maestras del recinto, fue sometida a trabajos de preservación a la vista de los visitantes debido a sus dimensiones: 4.05 por 8.58 metros.

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Francisco Javier Salazar Herrera, restaurador del Centro INAH-Michoacán, explicó que el dictamen del estado previo a las tareas de conservación arrojó que no existían deterioros que afectaran la pieza a corto plazo.

Sin embargo, mostraba deformación de plano por falta de tensión, pues se trata de un óleo sobre tela, en la primera mitad de la parte baja y en la segunda mitad de la sección superior, zonas donde había mayor acumulación de polvo.

La pintura mostraba pequeños desgastes de la tela por envejecimiento natural y producto también de movimientos como el de su traslado, hace 55 años, de la sacristía del Templo de las Monjas a la sede del Museo Regional de Michoacán, en la calle de Abasolo.

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“Las tareas realizadas a lo largo de dos semanas en noviembre del año pasado comenzaron con la separación de la obra del muro para examinar el bastidor y descartar otro tipo de intervención. Una vez constatada la estabilidad de la parte posterior se procedió a tensar el cuadro, el cual se compone de varias tiras de lino”, apuntó el especialista.

Detalló que con el apoyo de su colega Gabriela Rincón y algunos técnicos, supervisó la limpieza superficial del cuadro, empleando agua destilada, un detergente no iónico y gasolina blanca. Después se aplicó un barniz de protección de resina damar con cera de abeja para darle un terminado mate.

También se realizaron pequeños resanes con pasta de carbonato de calcio y cola; reintegraciones con pinturas al barniz y se renovó la puesta museográfica de la pintura.

Luego de que el museógrafo José Luis Dimas Barrera se percató que las luminarias estaban mal ubicadas y generaban temperaturas e intensidades distintas, se sustituyeron los focos dicroicos por led y a la par se colocaron detectores de movimiento para que las nuevas luminarias se enciendan sólo durante el arribo de visitantes.

Sobre este cuadro, la historiadora Silvia Figueroa Zamudio, secretaria de Educación de Michoacán, comentó que constituye uno de los mayores tesoros del estado. “El pintor captó magistralmente el carácter aristocrático y refinado de la sociedad vallisoletana dieciochesca”.

Así como el acto culminante de las festividades que se celebraron durante varios días, con motivo del cambio de convento, del entonces Convento de Santa Catalina de Siena, hoy Conservatorio de las Rosas, al ubicado en la Calle Real, hoy Avenida Madero, en Morelia.

La brevísima exclaustración de las monjas tuvo lugar el Día de la Santa Cruz de 1738 y, como expresa Silvia Figueroa, fue todo un acontecimiento que concitó a la expectación de la jerarquía eclesiástica local.

Las monjas, incluidas las prioras de semblante macilento y mirada baja que aparecen custodiadas por las autoridades eclesiales, son las únicas que se muestran ajenas a esta celebración. Con el rostro cubierto, las profesas dan la espalda al espectador y se enfilan a la puerta del nuevo convento,.

Por otra parte, el INAH informó que recientemente se hicieron trabajos de conservación de un retrato de don Juan Joseph de Escalona y Calatayud, quien fue arzobispo de la provincia de Valladolid y promovió la construcción del convento que recibiría a las monjas dominicas.

El retrato, donado por un particular, fue realizado por Juan de Dios Betancourt Mercado siete años después de la muerte del obispo, a propósito de un hecho extraordinario, pues en mayo de 1744 se constató que las entrañas del clérigo, contenidas en una caja descubierta en el piso de la Catedral, estaban incorruptas.

Finalmente, el INAH confirmó que en breve esta pintura se sumará al acervo del Museo Regional de Michoacán, ubicado en en el Centro Histórico de Morelia.