Titiriteros crean magia en el escenario

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Crear empresa y dignificar el trabajo es lo que falta a los títeres michoacanos, una actividad artística que crea magia en el escenario, y que conecta con los espectadores sin importar su edad, origen o condición social. Apolonio, Chita y una tierna abuelita son
sólo algunos de los personajes que visitan escenarios, bares y plazas públicas para compartir historias, enseñanzas y bromas con chicos y adultos.

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Pero no todo es miel sobre hojuelas, la falta de públicos que paguen por disfrutar de los
espectáculos hace que los proyectos dependan en gran medida de los recursos públicos, cada vez más limitados para la cultura y las artes.

Aunque se preparó como pianista, Andrea Finck se dedica a los títeres desde 1997. “Conocí los títeres gracias a Dalí Muñoz Blanch, actriz titiritera, gracias a ella descubrí la magia que provocan los títeres en los espectadores, públicos de todas las edades y latitudes del planeta y esto fue lo que me hizo incursionar en este arte milenario con muy gratas experiencias acumuladas en 18 años de dedicarme profesionalmente al arte de los títeres y con un cúmulo de historias por contar”, Muñoz radica actualmente en Barcelona y es miembro de la Compañía Jordi Bertran, mientras Finck es fundadora y
directora del Festival Internacional de Títeres de Morelia y encabeza la compañía “Andarte sonando”.

Andrea Finck es ejecutante, promotora y constructora, al igual que Carlos Alarcón, que llego a los títeres a través del grupo La Mueca, “me interesaba combinar la música y el teatro; ahí tuve la oportunidad de participar en una obra con títeres y máscaras. Tiempo después, conocí a Gabriela Ortíz Monasterio, Ricardo Reynoso y Margarita Verduzco
y ellos me adentraron más a esta disciplina. Gabriela y Ricardo hicieron un programa de televisión que se llamó ‘De tin marín’ en el que me invitaron a participar”, esto fue en 1993.

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Platicamos con Alarcón (CA) y Finck (AF) para conocer su visión de lo que sucede en el estado respecto a un arte ancestral, que es querido, admirado, incluso valorado como elemento didáctico, pero, al parecer apenas sostenible en la entidad, al igual que muchas
artes.

Para conocer la entrevista completa, consulta la edición impresa de La Voz de Michoacán.