Obama verá una selección cubana venida a menos

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La Habana, Cuba.- Cuando Barack Obama presencie el partido del martes entre los Rays de Tampa Bay y la selección cubana, no tendrá el placer de ver a la que supo ser la fuerza dominante de la pelota a nivel amateur sino una novena isleña venida a menos, que enfrenta su peor crisis en más de 50 años.

La pelota cubana siente el efecto de la partida de muchas de sus mejores figuras. Los estadios y los campos de juego están muy desmejorados y el equipo nacional no gana un torneo grande desde hace casi una década.

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"Está en un mal momento", expresó Ismael Sene, historiador del béisbol cubano.

Ahora, las autoridades están considerando cambios otrora inimaginables para salvar el deporte nacional, reformas que son posibles en parte por el detente que comenzaron el presidente estadounidense Obama y el mandatario cubano Raúl Castro.

Las Grandes Ligas están hablando con ambos gobiernos sobre un posible acuerdo que haría que resulte un poco más fácil para los peloteros cubanos jugar en Estados Unidos sin tener que escaparse cuando compiten en justas internacionales o con peligrosos cruces acuáticos ayudados por traficantes.

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La semana pasada, el gobierno de Obama implementó una política que permitirá a los cubanos cobrar sueldos en Estados Unidos siempre y cuando no paguen impuestos especiales en la isla. Esas normas mencionan específicamente a deportistas, artistas y otras figuras del mundo del espectáculo.

Víctor Mesa, legendario pelotero cubano que dirige el equipo que enfrentará a los Rays, dijo que sueña con el día en que los jugadores cubanos puedan competir en Estados Unidos sin tener que abandonar su patria.

"Se puede ir a trabajar allá, nos van a dar permisos de trabajo y el dinero se puede traer para Cuba. Eso es lo que nosotros queríamos, que nuestros peloteros puedan jugar allí", expresó Mesa.

Un tema clave es que, si bien Cuba permite ahora a algunos peloteros competir en ligas del exterior, son cedidos a préstamo por la federación cubana de béisbol, que se lleva parte de sus salarios. Pagarle directamente al gobierno cubano violaría los términos del embargo que rige sobre la isla y que el Congreso de Estados Unidos se niega a levantar.