Carlitos y Snoopy, a la pantalla grande en 3D

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Hace quince años que Charles M. Schulz, el creador de Peanuts, falleció y se daba así fin a 50 años de tiras casi ininterrumpidas. Desde entonces son muchas las productoras que han querido llevar las aventuras de Charlie Brown y Snoopy al cine. Finalmente con un guión de su propio hijo y nieto, y de la mano del director Steve Martino (Horton, 2008) llega a la gran pantalla en su 65 aniversario.

Carlitos y Snoopy, la película de Peanuts traslada el espíritu y algunos de los arcos argumentales originales de sus viñetas. Carlitos se enamora de la pequeña y enigmática niña pelirroja, Snoopy se enfrenta a su archienemigo, el aviador el Barón Rojo. Lucy y su mal humor, Sally y su enamoramiento de Schroeder, Cochino y su polvareda.

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No se trata de un revival que simplemente quiera explotar la nostalgia del espectador que creció leyendo/viendo a Carlitos y Snoopy. No cabe duda que es un auténtico homenaje a la obra del historietista estadounidense; pero también es una buena película, una grata sorpresa ante la oferta de las diferentes cintas de animación actual en la que no parece que tengan alma.

Carlitos y Snoopy, la película de Peanuts es una obra en 3D pero que trata de respetar el dibujo, el ritmo y la cinética de los trazos de la obra original, la fuerza de las endebles líneas de M. Schulz están presente.

Otro gran acierto es no tratar de actualizar ni la situación, ni la época de los personajes a la actual, se limitan a trasladar la historia de las viñetas a animación. La historia se reparte entre Carlitos y Snoopy en la que cada uno casi viven sus propias aventuras. Hay travesuras, reflexiones de la vida y el aprendizaje de no rendirse nunca, valores positivos que como en el cómic surgen de forma paralela mientras entretiene. Sin corsés ni moralinas.

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Carlitos y Snoopy, la película de Peanuts es conmovedora y con el tiempo, posiblemente una cinta de culto; como ya hiciera el director al trasladar Horton de Dr. Seuss, repite con Charles M. Schulz, en que va más allá al utilizar el 3D dotándolo de un estilo visual único, además de que la historia, aunque aparentemente sencilla, es emotiva y divertida.

Con información de Underbrain.