Michoacana Olivia Bucio recibirá la Presea José Tocavén

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“Me da muchísima emoción porque a lo largo de mi carrera he tenido muchos premios, reconocimientos, placas… pero todo ha sido en el Distrito Federal…  nunca en el estado donde yo nací, así que para mí es muy placentero que este reconocimiento venga de Michoacán y de un medio tan prestigiado como La Voz de Michoacán”, dice la primera actriz Olivia Bucio, a propósito de la entrega de la Presea al Mérito Artístico que recibirá el próximo 19 de junio, en Morelia, en el marco del 67 aniversario de este rotativo.

“El que leía el periódico siempre era mi papá; yo más bien lo he leo ahora en algunas visitas que he hecho al estado de Michoacán, porque cuando vivía allá yo era una niña y me la pasaba bailando”, recuerda la actriz en entrevista.

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Sin ocultar su emoción por su próxima visita a la capital michoacana, la actriz rememora: “Yo empecé mi carrera de bailarina a los 5 años en Uruapan y tengo recuerdos muy bonitos de aquella época.  De Morelia, mi primer recuerdo es como a los 15 años, que me tocó ir a bailar a Palacio Clavijero, fueron unas funciones inolvidables en esa ciudad”.

Olivia Bucio dejó Uruapan muy jovencita, en 1971,  para dirigirse a la Ciudad de México, donde de inmediato comenzó a adicionar para el Ballet Clásico de México, a cuyas filas perteneció durante más de tres años… pero esos eran solo los inicios de una gran carrera de reconocimiento internacional.

“Me gustó el D.F. desde el primer día, me gustó la ciudad… realmente como que nunca extrañé Uruapan, rápido me adapté y aquí me quedé”, confiesa.

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“Ya casi no voy”, dice mientras explica: “Mis dos papás ya fallecieron, y aunque tengo un hermano viviendo en Uruapan, realmente son pocas las veces que voy”.

Tiene recuerdos de sus paseos en familia por el Parque Nacional, del café y del aguacate. Imágenes que le evocan alegría por sus recuerdos de infancia, pero nada que pudiera obligarla a volver. Su pasión han sido los grandes escenarios, las fastuosas producciones escénicas, las cámaras de televisión y la música, porque a la par del baile y la actuación,  ha podido desarrollar al máximo otras de sus grandes virtudes: el canto.

“Estando yo un día trabajando en la Compañía de Ballet Clásico, uno de mis compañeros me dijo que había una audición para una comedia musical que se llamaba “Sugar”, en el Teatro de los Insurgentes, así que me fui a audicionar para una comedia musical: y que me quedo.  A partir de ahí comenzó mi trabajo en el teatro musical que no ha parado hasta hoy”, relata.

“Claro que tuve que toma clases con el maestro José Luis Ibañez para poder hacer teatro, porque el baile lo tenía ya totalmente dominado”, argumenta.

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