Cómo predecir una infidelidad y el divorcio en una relación

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El Universal/La Voz de Michoacán

Aprovechando la semana de San Valentín, si eres de los que no confían en el amor te reconfortará saber que muchos de nosotros estamos equipados con los instintos psicológicos básicos para tener una relación íntima exitosa que dure. Una nueva investigación de la Universidad Estatal de Florida (FSU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, destaca formas de mantener el amor y también identifica predictores claros para las relaciones fallidas.

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En un estudio publicado este lunes en ‘Journal of Personality and Social Psychology’, investigadores de Psicología de FSU Jim McNulty, Andrea Meltzer, Anastasia Makhanova y Jon Maner revelan los factores que conducen a la infidelidad, así como a prevenirla. Su investigación halla evidencia de respuestas psicológicas que ayudan a una persona a evitar la infidelidad, una de las formas más seguras de provocar una ruptura, y mantenerse en una relación a largo plazo.

El equipo de investigación de la FSU siguió a 233 parejas de recién casados durante hasta 3 años y medio y documentó detalles íntimos sobre sus relaciones, incluida la satisfacción conyugal, el compromiso a largo plazo, si se habían sido infieles y si todavía estaban juntos. McNulty, Meltzer, Makhanova y Maner probaron 2 procesos psicológicos que todos comparten en diversos grados: desconexión de la atención y devaluación evaluativa de posibles parejas.

La desconexión de posibles parejas es la capacidad de desviar la atención de una persona atractiva que podría considerarse una opción romántica. La devaluación de posibles parejas es una tendencia a degradar mentalmente el atractivo de otra persona, incluso si es especialmente apuesta. El equipo evaluó a los recién casados en esos procesos mostrándoles fotografías de hombres y mujeres muy atractivos, así como hombres y mujeres de aspecto promedio.

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Los científicos descubrieron que los participantes que rápidamente desvincularon su atención de una persona atractiva tenían menos probabilidades de ser infieles. El momento de esa respuesta fue notable: las personas que desviaron la mirada en unos pocos cientos de milisegundos más rápido que el promedio registraban casi un 50% de probabilidades de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

 

Por el contrario, las parejas a las que les llevó un tiempo significativamente mayor apartar la mirada de las alternativas románticas tenían un mayor riesgo de infidelidad, y sus matrimonios presentaban más probabilidades de fracasar. La tendencia a devaluar o rebajar el atractivo de posibles parejas románticas también redujo el riesgo de infidelidad y elevó la probabilidad de mantener la relación. Las personas fieles evaluaron alternativas románticas mucho más negativamente.

Ambas reacciones –desconexión y devaluación– redujeron al mínimo el riesgo de infidelidad y, en consecuencia, fueron predictores de relaciones con una mayor probabilidad de éxito. Estas reacciones son típicamente automáticas, según McNulty.

“Las personas no necesariamente están al tanto de lo que están haciendo o por qué lo están haciendo –afirma McNulty, autor principal del estudio–. Estos procesos son en gran parte espontáneos y sin esfuerzo, y pueden estar modelados por la biología y/o las experiencias de la primera infancia”.

El equipo de investigación de la FSU cree que estos hallazgos podrían ofrecer a los expertos en salud mental sugerencias prácticas para ayudar a las personas a mantenerse comprometidas con sus parejas. Aunque los procesos pueden estar arraigados hasta cierto punto, McNulty cree que un creciente cuerpo de investigación sugiere que las personas pueden ser capaces deincrementar su capacidad psicológica para emplear la desconexión o la devaluación cuando se sienten tentados.

El estudio también identificó algunos de los predictores más fuertes de la infidelidad, como la edad, la satisfacción conyugal, la satisfacción sexual, el atractivo y la historia de las relaciones a corto plazo. Los científicos encontraron que las personas más jóvenes y las que estaban menos satisfechas con sus relaciones eran más propensas a ser infieles.