La luna eleva su potencia sobre el cielo y, al parecer, en pleno catorce de febrero, se nota más romántica de lo habitual. Y los bares de Morelia, también. Una extraña sensación llama a las parejas, a derramar amor, como miel de panal. Por eso, los enamorados posan para nuestro lente, y se notan, más enamorados que de costumbre, en nuestro recorrido noctámbulo del día del amor y la amistad. Algunos beben vino tinto, para cerrar con broche de oro la romántica cena. Otros, prefieren tomarse sus tradicionales “cheves”, fieles a su estilo y gusto. Los enamorados sonríen, con el tintineo de los vasos; platican y se pierden en la mirada del otro; de repente, un beso ocasional, o dos, completan la conversación. La música de los recintos, también tiene en cuenta la ocasión. En La casona de las rosas, un saxofonista ambienta el lugar, con lúdicas melodías para los novios. En Marietta, un cantante multifacético se encarga de, con canciones de distintos géneros, armar una atmósfera adecuada para el amor. Viandante, presentó dos artistas en vivo, que con guitarra en mano, hicieron que la gente coreara la letra, como recital. Varios lugares, alumbran con velas sus espacios. Uno que otro, ofrece platillos especiales y exclusivos para el catorce de febrero. En todos los sitios, pasan vendedores de globos y rosas, “para la novia”, le dicen ellos a los novios, o en el mejor de los casos, “para la dama”. Es de esta forma, como las parejas, celebran el día más romántico del año. Y con vino, cena, música, velas y, por supuesto, besos; se despiden de la cámara de La Voz de Michoacán.
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