'Caminan' su maternidad, con distintos 'zapatos': 3 historias

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Foto: Jaime Lagunas
Foto: Jaime Lagunas

Por: María Yedid Zapién

Piedad Romero Pérez, hija del insigne michoacano, Jesús Romero Flores; profesora de instrucción primaria y egresada de la Escuela Normal en 1932, escuela que su padre fundó, dedicó parte de su vida a su familia; al concluir sus estudios profesionales acompañó a su esposo, ingeniero civil en la construcción de la carretera federal de Ciudad Hidalgo posteriormente hacia el sur de la República Mexicana, donde continúo laborando puentes y carreteras, desde Guerreo, Oaxaca y cerca de Guatemala.

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Piedad, nació el 14 de febrero de 1014 en la capital michoacana y siempre siguió el ejemplo de sus padres tanto en su actuar y vivir y pese a que se pensara tal vez hubiera podido conseguir los “beneficios” que ahora se pueden observar en algunos políticos mexicanos que primero ayudan y “acomodan” a sus familias, para ella, mujer y madre de 101 años de edad, todo lo que consiguió lo logró por su propio mérito y compromiso, porque el ejemplo de su padre fue “a no atropellar los derechos de las personas”.

Parte de su vida fue “errante” desde que se casó a los 18 años de edad, vivió con su esposo Hermilo Pinzón Navarrete, ingeniero civil en los campamentos y búngalos temporales, carentes de necesidades básicas, con una lámpara que se encendía con petróleo, en tardes y mañanas frías, cuidando de su hogar y posteriormente de sus dos hijos, Gustavo y Beatriz Eugenia Pinzón Romero.

 

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Foto: Víctor Ramírez
Foto: Víctor Ramírez
Por: Verónica Torres
El no tener noticias de un familiar es una crueldad para todos sus integrantes, pero cuando se trata de un hijo, las madres son las más afectadas por desconocer el paradero de quien durante nueve meses lo sintió crecer dentro de ella, a quien vio crecer con alegrías y tristezas, pero más cuando lo vio triunfar y tropezar.
Este es el caso de Verónica Maldonado Pimentel, quien por cuarta ocasión, pasará el Día de las Madres esperando noticias de su segundo hijo Xicohténcatl, quien desapareció un 16 de junio de 2011; ese sería su mejor regalo, y no ha perdido la esperanza de que lo vuelva a ver entrar por la puerta principal de su casa.
Cuatro años de angustia y tristeza que rondan por su cabeza, esperando que su retoño se encuentre bien donde esté, es la principal preocupación que no la deja en paz.
Con tan sólo 24 años de edad, Xico, como le decía Verónica a su hijo, desapareció sin dejar rastro ni avisar a nadie y, hasta la fecha, las propias autoridades no han podido esclarecer el caso del joven, que a decir de su madre, era trabajador y daba el amor necesario a su madre y también a sus hermanos.
Vecina de la Colonia Agustín Arriaga Rivera, de la capital michoacana, Verónica Maldonado recuerda a su hijo rebelde, pero de buen corazón, quien siempre velaba por el bienestar de sus seres queridos, pero que “simple y sencillamente se desapareció”.
Foto: Víctor Ramírez
Foto: Víctor Ramírez
Por: Homero Lemus
Un día más de trabajo, un día más de salir a la calle. La víspera del Día de las Madres es uno más donde sacar entre 750 a mil pesos es el objetivo de la señora Denisse, como dice es su nombre artístico.
De 42 años de edad, madre de cuatro hijos, originaria de la Tenencia Morelos, la señora trabaja en la llamada profesión más antigua del mundo: el sexoservicio. La mujer extrañada al ser entrevistada sólo se limita a señalar que serán un máximo de 20 minutos.
Y es que para ella en cualquier momento del día puede caer un cliente con una buena propina que le haga ganar lo de al menos un par de días. “Y así ya no tengo que trabajar otro día, por eso hay que apresurarle (a la entrevista)”.
 Denisse acepta relatar parte de su vida, “pero sin fotos, porque mis hijos no saben que trabajo en esto”, dice la señora, quien confiesa que les debe mentir y decirles que viene a Morelia a trabajar en una tortillería y “sólo así”.
De tan sólo 16 años, recuerda, la joven apenas terminó la secundaria, pero “las calenturas” lo llevaron a involucrarse con el que sería el papá de sus dos primeros hijos, hecho por el que dejó sus estudios y la obligaron a casarse a muy corta edad.
“Mis papás me corrieron, y me fui a vivir con el que fue el papá de mis 2 primeros hijos, él fue quien trabajaba en los camiones era 10 años más grande que yo, y pues por mensa que me metí con él, porque también tenía otro hijo ya, y pues me fui a vivir con él”.
Lea las historias completas en la edición impresa de La Voz de Michoacán.