Reciben el Día de las Madres en el panteón

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Foto: Víctor Ramírez. Con ramos de flores que van desde 40 pesos, veladoras y mucho entusiasmo, pero a la vez esa sensación de que la falta de una madre.

Jorge Ávila/La Voz de Michoacán

 

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Morelia, Michoacán. Festejar a la madre el 10 de mayo es una de las tradiciones más arraigadas en México, por eso se organizan comilonas en casa, se hacen reservaciones en restaurantes que lucen abarrotados durante todo el día, paseos o lo que la festejada quiera hacer. Pero para muchos el festejo que alguna vez se hiciera en casa o en algún establecimiento, ahora se traslada, aunque de manera breve y hasta más austera, al panteón.

Algunos con música en vivo, ya sea de mariachi, banda o conjunto norteño;otros haciendo labores de limpieza que sólo realizan en esta fecha y el Día de Muertos, algunos más simplemente platicando con los demás familiares, miles de personas se dieron cita en el Panteón Municipal de Morelia para festejar a las madres ausentes, esas que ya partieron de este plano pero siguen con ellos.

Ausencias que pesan pero con recuerdos vívidos, es lo que los morelianos entrevistados señalaron sobre sus madres, y es que lo mismo se va a arreglar la tumba que a pasar un rato antes del festejo a las mamás que aún viven, pero otros más se van a pasar el día y para ello van aprovisionados de agua, refrescos y alimentos, para comer en torno a la tumba de su madre como cuando ella vivía y alimentaba a sus hijos alrededor de la mesa del hogar.

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Con ramos de flores que van desde 40 pesos, veladoras y mucho entusiasmo, pero a la vez esa sensación de que la falta de una madre siempre va a doler, de que es un hueco que nadie podrá jamás llenar, los habitantes de la ciudad,como en los demás puntos del país, conmemoran una fecha que trae sentimientos encontrados, pues por un lado, una madre se congratula al ser festejada por sus hijos, pero también se consterna ante la falta de su propia progenitora, y es que, como dice el dicho, madre sólo hay una.

En una banca, cerca del acceso lateral y a la sombra de los árboles que menguan un poco el calor del mediodía, la señora Cecilia Morales ya había regresado de la tumba de su madre,quienfalleció hace 27 años, y por eso cada año acude en 10 de mayo y Día de Muertos. Con tres ramos de flores llamadas bombones, a 40 pesos cada uno, comenta que “antier también vine porque fue aniversario de mi esposo, a quien le compré dos docenas de gladiolas. El Día de Muertos sí me paso aquí todo el día, ahorita nada más un ratito porque me voy a que me festejen a mí”, comenta la señora ya entrada en años pero de grácil andar con una sonrisa que reivindica el refrán que dice “el muerto, al pozo, y el vivo, al gozo”.

Sentados en sillas de plástico y con un bebé cómodamente acostado en una manta que sus padres tendieron sobre el piso, la familia de las hermanas Josefina y María Teresa pasan el rato más caluroso del día al interior de la capilla familiar. “Aunque sabe uno que no las ve, pues ahora sí que uno las siente cerca”. Comentan además que en el arreglo de la capilla se gastan, por ejemplo, en un ramo de rosas, 120 pesos, y de esos se aprecian cuatro, pero no les pesa porque es sólo dos veces al año.

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