Cocinera argentina promociona riqueza de gastronomía mexicana

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La cocinera argentina Silvia Ibarra es una de las defensoras más firmes de la gastronomía mexicana en Argentina, un país en el que se ha popularizado, pero también distorsionado la cocina de esa nación.

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“Cocino desde niña porque tenía una tía abuela que me enseñó a cocinar y aprendí con ella, pero no cocina mexicana, por supuesto”, contó Ibarra en entrevista con Notimex, en la que rememoró cómo se convirtió en “argenmex”.

Recordó que en 1979 se autoexilió en México, como miles de argentinos que escaparon de la última dictadura militar (1976-1983) y que encontraron en esa nación del norte una alternativa para continuar con sus vidas.

Allá en México estuvo Ibarra hasta 1984, cuando volvió a Buenos Aires colmada de información sobre la comida tradicional mexicana, que era prácticamente desconocida en Argentina.

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“En 1996 entré a trabajar en el restaurante Frida Kahlo (en Argentina) y me di cuenta de que me faltaba preparación, entonces volví a México para hacer cursos de cocina más profesionales porque lo que había aprendido era más bien amateur”, explicó.

Hoy, a sus 61 años, esta mujer que siempre sonríe y declara su amor eterno a México, se dedica a hacer catering de comida mexicana, aunque lo que más le piden siempre son los famosos tacos.

“El argentino se fue acostumbrando en los últimos años a la comida mexicana, se le abrió la cabeza, el paladar, la gente joven ayudó mucho porque había muchos prejuicios, creían que todo era picante y no lo querían ni probar”, señaló.

Ibarra añadió que el auge que vive en la actualidad la cocina mexicana en Argentina se debe a que, a diferencia de otros tiempos, ahora sí hay más comunidad de mexicanos, y muchos de ellos cocinan.

“La comida mexicana está de moda, pero hay mucho desconocimiento de qué es en realidad, a mí me piden siempre ‘el pollo con salsa de chocolate’, creen que el mole se reduce a eso, hay que hacer todo el tiempo un poco de docencia”, dijo.

Uno de los grandes éxitos de Ibarra es que ella hace tortillas “a la antigua”, porque nixtamaliza el maíz tal y como lo hacían los pueblos ancestrales en México para aprovechar mejor ese valioso alimento.

El trabajo le ocupa por lo menos dos días, ya que hay que meter el maíz en cal, dejarlo que repose, enjuagarlo, colarlo, molerlo, y entonces sí, a preparar las tortillas.

En sólo dos días, Ibarra puede preparar 40 docenas de tortillas, que cuestan 35 pesos (poco más de tres dólares) cada docena, y que se venden, valga la comparación, como pan caliente.