Conquistan artesanas mexicanas al Papa y al Vaticano

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Notimex / La Voz de Michoacán
Ciudad del Vaticano, 8 May- Dos artesanas mexicanas conquistaron con sus creaciones al Papa Francisco, al cual saludaron hoy en El Vaticano, luego que los museos pontificios comenzarán la venta de sus productos a turistas de todo el mundo.

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Marcelina Mendoza Castro y Reina Rayón Salinas, ambas procedentes del Estado de México, tuvieron la oportunidad de estrechar la mano de Jorge Mario Bergoglio en la Plaza de San Pedro, al finalizar una audiencia pública en la cual participaron unas 80 mil personas.

En entrevista con Notimex, Mendoza Castro, de la localidad de Tenango del Valle, aseguró que jamás se hubiese imaginado que iba llegar “a tocar a las puertas de San Pedro”, algo que para ella es como “estar en el cielo”.

Pese a que sus prendas se han vendido en Canadá, Estados Unidos, Turquía, Inglaterra, Rusia, Italia y Japón, calificó como “inolvidable” que el Papa tenga una de ellas.

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“Me dedico a las fibras naturales de mi comunidad, trabajo el algodón, ixtle, fibra de ortiga, lana, seda. Tintas naturales. Con eso terminó las prendas como rebozos, trajes y otros. Además estudio simbología para saber qué estamos bordando y qué significa para la cultura prehispánica”, dijo.

“Estar aquí significa haber llegado al cielo. Jamás en mi vida me imaginé que me hubiese podido pasar esto, jamás lo olvidaré como persona, con la fe que tengo en Dios”, agregó.

Esta semana, los Museos Vaticanos comenzaron la exposición, en cuatro galerías distintas, de las 11 piezas que turistas de todo el mundo podrán adquirir gracias a un acuerdo comercial entre ese complejo y el gobierno del Estado de México.

Por su parte y también en entrevista, Rayón Salinas, de la localidad de Jonacatlán, reconoció que al principio no estaba segura de viajar a Roma porque nunca antes había salido de México, pero finalmente vivió una experiencia “muy bonita”.

Confesó haberse decidido porque muchos conocidos de su pueblo la felicitaron y le recordaron que una oportunidad como esa no se vuelve a presentar en la vida.

Especialista en tejido textil, la mujer indígena trabaja por igual los manteles individuales, los caminos de mesa, rebozos, gabanes, chales, morralitos, bolsas y cobijas.

Desde hace 50 años persevera en su labor artesanal, que de niña realizaba a escondidas cuando su madre se lo prohibía por tratarse de una manualidad demasiado “cansadora”.

“Esto lo aprendí de mi mamá, desde los cuatro años. Al principio lo tomé como un juego pero me gustó, sobre todo cuando me pagaban. Recuerdo que cuando hice mis primeros bordados mi mamá los vendió a unos gringos que los pagaron en dólares, lo que ella me dio me pareció un mundo de dinero”, contó.

Actualmente y ya como abuela imparte cursos de tejido porque quiere preservar la tradición, ya que mucha gente de su pueblo no ve a sus creaciones como artesanías sino como una cosa pasada de moda.

“Mis cositas las vendo en mercados de artesanías como el mercado de San Juan y en la Ciudadela, de la Ciudad de México. Nunca me imaginé llegar hasta El Vaticano, estoy tan emocionada que todavía no me lo creo”, relató.

“Para mí es una alegría haber podido traer mis tejidos hasta El Vaticano, ojalá y Dios quiere que funcione la venta aquí, así tendremos un mercadito más”, añadió.