Exhiben a funcionarios y políticos de caso Odebrecht para reducir pena

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Río de Janeiro, Brasil.- El pago de sobornos por parte de empresas a políticos y partidos existe desde hace “30 años” en Brasil, donde se ha institucionalizado e involucra a casi toda la élite política, según fuentes de la constructora Odebrecht, cuyas confesiones a la justicia fueron publicadas hoy.

Tras semanas bajo secreto de sumario, el Supremo Tribunal de Brasil decidió abrir la ‘caja de truenos’ y publicó las grabaciones de las confesiones de los 77 ejecutivos de Odebrecht que establecieron un acuerdo de colaboración con la justicia a cambio de una remisión de la pena.

PUBLICIDAD

Los empresarios de la que fuera una de las corporaciones más grandes y poderosas de Brasil, con negocios en buena parte de América Latina, acusaron a 70 parlamentarios, ocho ministros del actual gobierno, gobernadores y cinco expresidentes de participar en el mayor escándalo de corrupción de la historia del país.

“Lo que tenemos en Brasil no es un tema de cinco, 10 años. Estamos hablando de 30 años atrás. Entonces todo lo que está sucediendo era una cuestión institucionalizada, era una cosa normal”, dijo el expresidente de la constructora, Emilio Odebrecht, al resumir en su delación el alcance real del caso Petrobras.

Estadios de futbol para la Copa del Mundo de 2014, obras para las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016, refinerías, puertos, hidroeléctricas y otras obras públicas habrían sido sobrefacturadas por parte de las constructoras brasileñas –que operaban como un cártel- para satisfacer las exigencias de partidos y políticos, a cambio de cometer fraude en las licitaciones.

PUBLICIDAD

Los principales partidos políticos de Brasil –de izquierda y derecha- fueron señalados como receptores de coimas para financiar, mediante contribuciones ilícitas y no declaradas a la justicia electoral, campañas de decenas de candidatos, desde alcaldes a presidentes de la República, o para lucro personal de los políticos.

El exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva, que planea contender por un tercer mandato en las elecciones de 2018, habría recibido supuestamente de Odebrecht al menos cinco millones de dólares en efectivo por medio de intermediarios, entre junio de 2012 y marzo de 2014.

Entre los investigados también están integrantes del círculo más cercano de colaboradores del presidente Michel Temer: los titulares de la Casa Civil, Eliseu Padilha; de la Secretaría General de la Presidencia, Moreira Franco; del Ministerio de Exteriores, Aloysio Nunes, y del de Agricultura, Blairo Maggi.

Asimismo, los presidentes del Senado, Eunicio Oliveira; del Congreso, Rodrigo Maia, y el líder de la oposición y ex candidato presidencial, Aécio Neves, están en la lista de investigados.

La publicación de las confesiones de Odebrecht –llamadas en Brasil como la “confesión del fin del mundo”- exponen una corrupción y unas ilegalidades endémicas que van más allá de lo revelado hasta ahora por la Operación Lava Jato.

Dicha operación, conocida también como el caso Petrobras, cumple su tercer año, aunque en sus inicios jamás se pensó que llegaría a incriminar a la élite política del gigante sudamericano.

El desenlace de las revelaciones que fueron publicadas hoy –y que deberán ser probadas en la justicia- es aún incierto, ante una clase política brasileña que, acorralada por los escándalos, busca desde hace semanas aprobar una legislación que les permita salir inmunes a congresistas y senadores.

El Supremo Tribunal de Brasil autorizó la víspera la apertura de decenas de investigaciones, y en las próximas semanas la fiscalía brasileña debería presentar cargos contra los políticos acusados por Odebrecht.