Miles se reúnen para el Fuego Sagrado en Jerusalén

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AP/(Imagen Dan Balilty).
Jerusalén.- La oscura nave del santuario más sagrado del cristianismo se iluminó con miles de velas portadas por los fieles, mientras decenas de miles de cristianos ortodoxos acudieron este sábado a Jerusalén para la ceremonia del Fuego Sagrado, uno de los ritos más importantes de la Pascua ortodoxa.

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Según la tradición cristiana, Jesús fue sepultado y resucitó en el sitio donde ahora se levanta la Iglesia del Santo Sepulcro, en la actual Ciudad Vieja de Jerusalén.

Si bien el origen del fuego sagrado es un secreto muy bien guardado entre los cristianos ortodoxos, los creyentes dicen que la llama aparece espontáneamente en la tumba un día antes de la Pascua para mostrar que Jesucristo no se ha olvidado de su pueblo.

El ritual se remonta a por lo menos 1,200 años.

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Miles de fieles esperaron fuera de la iglesia a que abriera el sábado por la mañana. Varias denominaciones cristianas comparten la custodia de la iglesia, guardando celosamente sus responsabilidades bajo una frágil red de acuerdos alcanzados a lo largo de los últimos milenios.

De acuerdo con la tradición, las puertas de la iglesia debieron ser abiertas por un miembro de una familia musulmana, que durante siglos ha sido la guardiana de la llave antigua, que se pasa de generación a generación en la misma familia.

Una vez dentro, los clérigos de varias confesiones ortodoxas, con túnicas y capuchas, debieron buscar un espacio en el interior, a empujones con los fieles locales y peregrinos de todo el mundo.

Altos clérigos ortodoxos descendieron entonces en la pequeña cámara que marca el sitio de la tumba de Jesús, mientras los fieles esperaban ansiosamente en la oscuridad del interior de la iglesia, portando velas y antorchas apagadas.

Después de un momento, los clérigos regresaron con velas encendidas gracias al "fuego sagrado", que se dice es un milagro que representa un mensaje a los fieles desde el cielo.

Las campanas del templo sonaron cuando los asistentes se apresuraron a utilizar esas primeras flamas para encender sus propias velas.