Papa abre cumbre de obispos defendiendo el matrimonio indisoluble

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Francisco inauguró hoy los trabajos de una cumbre episcopal que analizará los desafíos de la familia y que estuvo precedida por un encendido debate sobre la situación de los divorciados vueltos a casar, con una clara defensa al matrimonio indisoluble, entre un hombre y una mujer.

El Papa celebró la mañana de este domingo la misa de inicio del Sínodo de los Obispos, una asamblea que hasta el próximo 25 de octubre reunirá a unos 270 “padres sinodales” sobre el título “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

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En un largo temario, conocido como “Instrumentum Laboris” (Instrumento de trabajo), el Vaticano incluyó los temas a debatir en las próximas tres semanas, entre los cuales el más controvertido es el que corresponde a los divorciados con una nueva unión.

Contrariamente a lo que algunos observadores vaticanos han sugerido respecto de la voluntad de Jorge Mario Bergoglio de menoscabar la doctrina de la Iglesia en materia matrimonial, el Papa hoy defendió la indisolubilidad de las uniones conyugales católicas.

Lo hizo en varios pasajes de su sermón, durante la misa en la Basílica de San Pedro en la cual participaron más de cuatro mil personas, entre ellas los casi 300 obispos convocados para intervenir en el Sínodo.

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Francisco recordó que a Jesús lo quisieron hacer caer en una trampa y hacerlo quedar mal ante una multitud de judíos, que practicaba el divorcio como una realidad consolidada e intangible.

Precisó que Cristo enseñó que “Dios bendice el amor humano”, es él quien une los corazones de dos personas que se aman “en la indisolubilidad” y que el objetivo de la vida conyugal no es sólo vivir juntos, sino también “amarse para siempre”.

“Este es el sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación recíproca”, sostuvo.

“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Es una exhortación a los creyentes a superar toda forma de individualismo y de legalismo, que esconde un mezquino egoísmo y el miedo de aceptar el significado auténtico de la pareja y de la sexualidad humana en el plan de Dios”, continuó.

Más adelante criticó que el amor “duradero, fiel, recto, estable, fértil” sea cada vez más objeto de burla, considerado como algo anticuado.