Presidenta de Brasil rechaza renunciar y apoya a Lula da Silva

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Rio de Janeiro.- En un clima de profunda crisis política e incertidumbre, la presidenta brasileña Dilma Rousseff negó hoy que medite renunciar y convocar elecciones, y criticó el pedido de prisión preventiva contra su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva.

“No tengo cara de quien va a renunciar”, dijo la mandataria ante la prensa en el Palacio del Planalto, sede del poder Ejecutivo, a dos días de la quinta manifestación para pedir un juicio político en su contra y su dimisión.

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Reiteró que prevé terminar su mandato, que concluirá a finales de 2017, independientemente de las crisis política, económica y de la baja popularidad en las encuestas por los escándalos de corrupción que azotan a su formación, en Partido de los Trabajadores (PT).

“Nadie tiene el derecho de pedir la renuncia de un cargo de presidente legítimamente electo sin dar pruebas de que yo haya de alguna forma actuado contra la Constitución”, subrayó la mandataria, que evocó su pasado como activista política.

“Fui encarcelada, fui torturada por mis convicciones. Le debo al pueblo brasileño el respeto a los votos que me dieron”, señaló.

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También se refirió a los problemas de Lula con la justicia, un día después que el Ministerio Público de Sao Paulo acusó al exmandatario de lavado de dinero y falsedad ideológica –crímenes penados con hasta 13 años de cárcel-, y pidiera prisión preventiva para el exsindicalista.

La presidenta rechazó de plano el pedido de prisión porque “pasó todos los límites” y “ultrapasó el buen sentido”.

“Es absurdo que en un país como el nuestro asista calmamente a un acto de esos contra un líder político responsable de grandes transformaciones en el país”, aseveró Rousseff, en una de sus intervenciones públicas en la que se mostró más firme apoyando a Lula.

El Ministerio Público del estado de Sao Paulo denunció el jueves a Lula, a su esposa Marisa Leticia, a su hijo Fabio Luiz y a otras 13 personas por su supuesta implicación en un caso que se remonta a 2009 y es separado a la trama Petrobras.

Los fiscales acusan al expresidente de querer ocultar la propiedad de un lujoso apartamento de tres plantas en la localidad balnearia de Guarujá, que no está a nombre de los Lula pero, según el Ministerio Público, sí le pertenece.