Presidente de Colombia recibe Premio Nobel de la Paz

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Bogotá, Colombia.- Al recibir el premio Nobel de la Paz, el presidente Juan Manuel Santos obtuvo el viernes un fuerte impulso en sus esfuerzos por rescatar un acuerdo que busca poner fin a un conflicto de medio siglo en Colombia.

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El premio, anunciado por el Comité Noruego del Nobel, añade presión tanto a los críticos conservadores como a los rebeldes izquierdistas para encontrar la manera de seguir adelante tras el sorprendente revés que sufrió el pacto en el referendo realizado el 2 de octubre.

Santos dedicó el premio al pueblo colombiano, en especial a las víctimas del sangriento conflicto, y señaló que redoblará su compromiso de poner fin a las hostilidades que dejaron 222.000 muertos y casi 8 millones de desplazados.

"Los invito a todos a que unamos nuestras fuerzas, nuestras mentes, nuestros corazones, en este gran propósito nacional, para que así todos ganemos el más importante premio: la paz de Colombia", puntualizó Santos, acompañado de su esposa, en su primera aparición pública luego de que se le notificara el galardón por conducto de una llamada de su hijo en la madrugada.

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Los colombianos se encuentran divididos respecto al acuerdo de paz.

Algunos lo ven como la mejor oportunidad en una generación para finalizar el conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Otros están indignados por el hecho de que los rebeldes responsables de múltiples atrocidades, desde secuestros hasta atentados contra la población civil, posiblemente nunca pasen un solo día en prisión y en su lugar tengan reservados escaños en el Congreso para facilitar su transición a un movimiento político.

El revés al acuerdo en el referendo —por un margen menor a medio punto porcentual— humilló a Santos, sobre todo porque las encuestas pronosticaban que sería aprobado por un margen de casi 2 a 1. El pacto se había firmado apenas seis días atrás ante la presencia de líderes mundiales.

Ahora, el mandatario lucha por rescatar el acuerdo. Esta semana envió negociadores a Cuba para ver si las FARC realizan concesiones adicionales, y presidió reuniones con miembros de oposición encabezados por su ex aliado y ahora férreo rival, el ex presidente Álvaro Uribe.

Uribe emergió como el gran ganador del referendo, y ha presionado para se impongan sanciones más duras a las FARC.

Pero hasta el momento se ha mostrado conciliador, e incluso le envió una especie de felicitación a Santos por su reconocimiento.

"Felicito el Nobel para el presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia", escribió Uribe en Twitter.

Nadie sabe cómo se pondrá fin al estancamiento, pero la mayoría de los expertos concuerdan en que el cese al fuego bilateral que está en vigor no durará mucho si no se alcanza una resolución. Ante tal incertidumbre, el premio Nobel le da oxígeno a los esfuerzos de Santos, aunque se desconoce qué tanto.

En la Plaza Bolívar de Bogotá, en donde se reunieron el miércoles miles de personas en la manifestación callejera más grande en años para exigir que se rescate el acuerdo de paz, un activista entregó margaritas blancas como símbolos de paz. Un pequeño grupo que desde entonces acampa en el lugar, celebró con gritos de "¡Colombia quiere paz!".

"Aunque Uribe ganó la votación, creo que Santos tiene cierta ventaja en este momento", dijo Adam Isacson, un analista de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos que estuvo en Colombia durante el referendo.

El secretario del comité del Nobel, Olav Njoelstad, dijo que hubo un "consenso generalizado" para seleccionar a Santos. Fue la primera vez que el premio de la Paz se otorga a un personaje latinoamericano desde 1992, cuando la activista guatemalteca por los derechos indígenas, Rigoberta Menchú, recibió el reconocimiento. Santos fue el segundo colombiano en ganar un premio Nobel, luego de que el afamado novelista Gabriel García Márquez obtuviera el de Literatura en 1982.

Los cinco miembros del comité rompieron la tradición de honrar a las dos partes en un proceso de paz al dejar fuera de los honores a la contraparte de Santos, el líder rebelde Rodrigo Londoño, una medida que podría fortalecer aún más la postura de Santos para obtener más concesiones de los insurgentes.

"No vamos destruir lo que hemos diseñado y que ha recibido tantos elogios de comunidad internacional", dijo el líder negociador de las FARC, Iván Márquez, desde La Habana tras conocer el galardón para Santos.

Tanto los rebeldes como el gobierno invitaron el viernes a las Naciones Unidas y al gobierno regional a enviar observadores para monitorear que el cese el fuego se mantenga vigente.

Santos, miembro de una de las familias más adineradas de Colombia y egresado de Harvard, es un promotor de la paz que se sale de la norma. Como ministro de defensa de Uribe hace una década, propinó algunos de los golpes militares más duros a las FARC, incluyendo un operativo en 2008 que rebasó la frontera con Ecuador, en el que capturó a un alto comandante rebelde, así como el furtivo rescate de tres estadounidenses que estuvieron cautivos durante más de cinco años.

Aunque nominalmente marxista, la ideología de las FARC nunca ha quedado bien definida. Ha buscado que la oligarquía conservadora de Colombia comparta el poder, y favorece una reforma en la tenencia de la tierra en un país en donde millones de personas han sido desplazadas, en su mayoría por paramilitares de derecha al servicio de rancheros, empresarios y narcotraficantes. Las FARC perdieron popularidad al recurrir al secuestro y la extorsión, así como al cobro de impuestos a la producción de cocaína y la minería ilegal de oro, para financiar su movimiento.

Santos y Londoño se reunieron sólo dos veces durante todo el proceso de paz: el año pasado cuando concretaron los últimos detalles en la parte más controversial del acuerdo —la forma en que se castigaría a los guerrilleros por sus crímenes de guerra— y el mes pasado, cuando se firmó el pacto.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien estuvo presente durante la ceremonia, dijo que el premio Nobel de la Paz de este año era un "mensaje oportuno" a todas las personas que trabajan en torno a la reconciliación nacional.

"Este premio les dice: Han avanzado demasiado como para dar media vuelta. El proceso de paz debe ser una inspiración para todo el mundo", subrayó.