Rusia mediaría conflicto entre Arabia Saudita e Irán

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Rusia expresó hoy su preocupación por la escalada de tensiones entre Irán y Arabia Saudita tras la ejecución del clérigo chiíta, Mimr Baqer al Nimr, por lo que está dispuesto a mediar entre ambos países, anunció la cancillería rusa.

“Moscú está preocupada por el aumento adicional de la tensión en Medio Oriente que involucra a las mayores potencias regionales, Arabia Saudita e Irán, con las que Rusia tradicionalmente mantiene relaciones de amistad”, dijo el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.

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Rusia instó a Teherán y Riad, así como otros países del Golfo Pérsico, a mostrar moderación y evitar cualquier medida que pudiera agravar la situación y conducir a una escalada de las tensiones sectarias en la región.

Dado que Rusia mantiene relaciones de amistad con los dos países está “dispuesto a desempeñar, de ser necesario, un papel de mediador en la resolución de las desavenencias existentes y emergentes entre estas naciones”, informó una fuente de la cancillería

Asimismo, la cancillería subrayó que los ataques contra misiones diplomáticas bajo ninguna condición pueden considerarse como un método legal para protestar o expresar una postura política”, en referencia al ataque contra la embajada saudita en Teherán por la ejecución del clérigo.

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Rusia llamó a los países a garantizar la seguridad de embajadas y consulados que operan en sus territorios conforme a las convenciones internacionales, según la agencia informativa Sputnik.

La ejecución del clérigo chiíta junto con otras 46 personas, el sábado pasado en Arabia Saudita, desató la ira de la comunidad chiíta en Líbano, Irak, Yemen y sobre todo Irán, el enemigo declarado de Riad.

Arabia Saudita rompió anoche relaciones diplomáticas con Irán después de que la embajada saudita en Teherán fuera atacada e incendiada, en protesta por la ejecución de Al Nimr, considerado uno de los líderes de la Primavera Árabe de 2011.

Al Nimr, un crítico de la dinastía Al Saud, había sido condenado a muerte en octubre de 2014, casi dos años después de ser detenido por apoyar los disturbios contra las autoridades sauditas que estallaron en febrero de 2011 en la provincia de Al Qatif, en el este del país.