Buenos Aires.- La llegada de la empresa Uber a Buenos Aires provocó una polémica y tensión que se ha traducido en protestas de los taxistas de la capital argentina y enfrentamientos a golpes con sus competidores. La aplicación, que ya se hizo famosa en medio de la controversia en decenas de países, comenzó a funcionar en Buenos Aires el pasado 12 de abril, pero se mantiene en un hilo de ilegalidad ya que la justicia ordenó bloquearla hasta aclarar si cumple con la normatividad vigente en transporte de pasajeros. Pese a esta restricción, la página web, las plataformas digitales y las aplicaciones de Uber siguen funcionando porque el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) todavía no decide si le compete o no concretar la clausura. El jefe de gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, advirtió que “si Uber estuviese funcionando, estaría en la ilegalidad. Legalmente todavía no presentó un solo papel para operar, valoramos la tecnología pero en forma legal”. Sin embargo, cualquier usuario que lo desee puede bajar la aplicación y comenzar a utilizar el servicio que prevé contar con unos 35 mil choferes este año tan solo en la capital. Como parte de su campaña publicitaria, Uber afirmó que los choferes pueden obtener ganancias de 12 mil pesos argentinos (unos 800 dólares), por 60 horas de trabajo a la semana, lo que resulta atractivo en medio del aumento del desempleo y la pobreza que hay en este país sudamericano. Durante abril, la empresa ofreció viajes gratuitos para allegarse clientes, lo que resultó una estrategia efectiva para mostrar la comodidad de contar con un servicio de transporte que no requiere pagos en efectivo, ya que al bajar la aplicación se registra una tarjeta de crédito. La novedad tecnológica no cayó nada bien entre los taxistas porteños, quienes ya realizaron un par de manifestaciones en el centro de Buenos Aires para repudiar lo que consideran una competencia desleal. “Fuera Uber” es el logotipo que se puede ver estos días en los tradicionales taxis de la ciudad, cuyos conductores se organizan para detectar los automóviles que prestan el servicio de Uber. En los casos más graves, algunos choferes de Uber han sido bajados con violencia y golpeados, mientras que sus autos sufren daños. A raíz de esos ataques, los nuevos choferes han optado por pedirles a sus pasajeros que se suban al asiento delantero, ya que así evitan ser detectados por los taxistas que se han declarado en pie de guerra.
La Voz de Michoacán
