Gesta Histórica Traicionada

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Raúl Castellano

 

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Sin hipérbole, sin exagerar, la dimensión de los hechos ocurridos hace ya ochenta años, justamente el 18 de marzo de 1938, tuvo lugarla histórica gesta que ha sido la más trascendental, dramática, vibrante y luminosa que registra nuestro país en el siglo XX:

 

Dramática, porque hubo fuertes presiones externas, que penetraban su influencia hacia ciertos sectores nacionales, que buscaban hacerla fracasar, y que solo la firme voluntad, la inconmovible convicción y el aplomo, impresionantes, de Lázaro Cárdenas, pudo resistir y a la postre vencer.

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Vibrante, porque conmovió el sentimiento patriótico del pueblo, desbordado en manifestaciones del pueblo en apoyo del gobierno.

 

Luminosa, porque irradió su luz liberadora a otras comunidades del mundo, de las que México recibió el estímulo de su respeto, admiración y simpatía, quedando como precedente de que, cuando se tiene el derecho, acompañado del valor y determinación irrevocable, las cosas que parecen imposibles, pueden realizarse.

 

El asunto, de tanta importancia para nuestro país, era de una complicación extrema, pues se trataba de combatir en una lucha desigual, contra los Estados Unidos, que ya nos había robado la mitad de nuestro territorio,y la Gran Bretaña, que presentaban un frente monolítico como la representación más extrema del capitalismo que solo veía por sus intereses. Por otro lado, México, como un David en lucha contra Goliat, sin más armas que la ley y la justicia, logró una resonante victoria.

 

Expulsar a las empresas petroleras fue un viejo sueño de Lázaro Cárdenas, pues desde que le tocó estar a cargo de la región militar, cuyo territorio comprendíala Huasteca veracruzana, pudo comprobar, con positivo disgusto, que las compañías extranjeras estaban prácticamente sustraídas al régimen de derecho establecido, sin tener más ley que su voluntad. Tenían un ejército de guardias blancas y un enorme territorio constituido por la enorme zona concesionada. Su ejército privado lo utilizaban, no para impartirse garantías por cuenta propia, porque estas nunca les faltaron por parte del gobierno, sino para cometer toda clase de atropellos y crímenes, que iban desde el asesinato, hasta el despojo, desde el fraude, hasta el cohecho, cuando encontraban alguna resistencia para adquirir predios, que les convenía agregar a sus extensas posesiones, o cuando alguien osaba interferir en  sus negocios. Su territorio lo destinaban a explotar no solamente la riqueza del subsuelo, sino también a los trabajadores que tenían a su servicio; en sus amplios dominios, nadie podía entrar sin su permiso; los caminos que cruzaban sus vastas heredades, no eran vías públicas; estaban cerradas al tránsito de la comunidad; eran de su uso particular, y quien se atreviera a pisar sus pertenencias, corría el riesgo de perder la vida; asumían una actitud de arrogancia frente a las autoridades y de absoluto desprecio hacia los mexicanos, ¡y era el gobierno de México el que les había otorgado las concesiones que les producían fabulosas ganancias; y eran los mexicanos los que con su trabajo, les proporcionaban enormes dividendos! Constituían, de hecho, casi un Estado dentro de otro Estado, con lo que invadían el campo de la soberanía nacional, restando autoridad y respeto a nuestras instituciones. Eran un quiste maligno, incrustado en el cuerpo de la Nación, que debía extirparse, y Cárdenas no titubeó  para hundir el bisturí y realizar la operación que reclamaban las circunstancias, con dominio y destreza admirables.

 

El Presidente Cárdenas, ante la desobediencia de las empresas extranjeras para cumplir el laudo de la Junta de Conciliación y Arbitraje, ante un conflicto con los trabajadores petroleros, no dudó en llevar a cabo la expropiación de la industria petrolera. Ante la trascendencia del asunto, dirigió, por radio, un Mensaje a la Nación, en el que anunciaba la determinación que había tomado. Los representantes de las empresas buscaron al Presidente para que no llevara adelante la expropiación, y en respuesta, el Presidente les dijo: “Señores, han llegado demasiado tarde”.

 

El Decreto de expropiación, hasta ese momento, no se había redactado. Esta importante tarea le tocó hacerla a mi padre, Raúl Castellano Jiménez, que en ese momento era el Secretario Particular del Presidente Cárdenas. El Decreto que firmó, a las cuatro de la mañana, el Presidente que le esperaba en su despacho de Palacio Nacional, expropiaba no solo los recursos petroleros, sino también, todas las instalaciones. Así culminó esta gesta patriótica ejemplar.

 

 

 

La industria petrolera nacionalizada se transformó en Petróleos Mexicanos, PEMEX. Esta empresa llegaría a ser una de las más importantes a nivel mundial, que este 18 de marzo cumple 80 años.

 

Sin embargo el petróleo siguió siendo asediado y mal administrado; la economía mexicana fue petrolizada por López Portillo y a la empresa se le gravó con unos impuestos criminales, que ninguna empresa en el mundo podría soportar, para exprimirla al máximo y utilizar el ingreso petrolero para el gasto corriente; el número de trabajadores excedióa los necesarios, y se formó un Sindicato corrupto que solo sirvió para llevar a cabo todas las tropelías posibles y enriquecer al líder hasta niveles escandalosos; toda clase de ”negocios” se llevaron a cabo en detrimento de la empresa, que poco a poco se iba extinguiendo. Carlos Salinas se dedicó a minar los cimientos de la empresa, con su liberalismo.

 

Bien sabemos que el hombre es capaz de llevar a cabo las cosas más extraordinarias, y a la vez comportarse como un patriota, tal como lo fue Cárdenas en su momento; pero también, puede hacer lo más bajo, lo más despreciable y traicionar a la patria, como lo hecho por Peña Nieto cuando reformó la Constitución para hacer su reforma energética retrograda y traidora, en agosto de 2014 que modificó 21 artículos y 2 reglamentos. Este cambio privatizador es algo histórico, por que entraña la entrega total de nuestros recursos petroleros.