Rinden homenaje póstumo a los 15 policías caídos

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Sin-título-1

Guadalajara .- Cientos de familiares finalmente vieron convertida en pena la angustia de ver salir a trabajar a los suyos día a día como policías. Ellos se reunieron la tarde de este miércoles frente a los quince ataúdes con los restos de los policías que fueron asesinados por criminales que los emboscaron el pasado lunes en el municipio de San Sebastián del Oeste.

PUBLICIDAD

Fueron cerca de dos millares de personas las que a las cuatro de la tarde acudieron al homenaje póstumo en los terrenos de la Fiscalía en el Álamo, Tlaquepaque.

Puntuales, se comenzó a recordar la trayectoria de cada uno de los caídos --una mujer, catorce hombres-- mientras se acomodaban los féretros. Minutos después el comisionado de Seguridad, Alejandro Solorio, dio el pase de lista: Debi Almeida, Adrián Chávez, Valente Chávez, Alberto Chávez, Bonifacio Velázquez, Gerardo Rojas, Juan Carlos Cázares, Ricardo de Jesús Uribe, Juan Antonio Nolasco, Pedro Oliveros, Gilberto Aguilar, Gerardo Hernández, Ramón Águila, Rosendo Fregoso y Rigoberto Murillo, todos respondieron en labios de sus compañeros: "¡Presente!".

Eran oficiales de la Fuerza Única Jalisco, una corporación engendrada a finales de 2013 para enfrentar a la delincuencia organizada, recordó el gobernador, Aristóteles Sandoval: "En Jalisco nunca negamos la presencia de grupos delincuentes dispuestos a hacer actos atroces como éste, por el contrario, actuamos. Los caídos pertenecieron a una corporación que en poco tiempo se ha ganado el respeto de los jaliscienses".

PUBLICIDAD

"La van a pagar" -prosiguió el gobernador- "Y este no es un grito de guerra sino de paz, es un grito de justicia, es un clamor de todos".

Los sollozos se multiplicaban entre la voz entrecortada del gobernador quien proseguía lento con los honores: "Las palabras de hoy poco van a consolar a los desconsolados, con ella y con ellos se quedan historias de vidas truncas, niños que no verán más a sus padres, madres que no abrazarán más a sus hijos, a todos ustedes les digo que siento cada lágrima que derraman... siento su dolor... como si fuera el mío, ellos también eran mi gente", expresó al borde del llanto.

Se entregaron una a una las banderas que cubrían los ataúdes a los familiares antes de pedirles a estos que hicieran guardia al lado de cada urna. Subieron mujeres, niños, hombres, ancianos. Rodearon los cajones y el homenaje terminó por reunir el llanto y los lamentos de quince velorios juntos, quince que trabajaban en el riesgo y que fueron llamados héroes.

Un cambio de guardia y el homenaje concluyó con aplausos, silencio y la salida de los féretros hacia las carrozas que aguardaban.

Benito Aguilar, hombre de la tercera edad y padre de Gilberto, expresó con su mirada, lágrimas y silencio el dolor por la pérdida de su vástago, como tantos otros presentes: "Es que me siento orgulloso, murió dando su servicio. Donde quiera que esté, estoy con él".