Continúa su recorrido el Fuego Nuevo

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Francisco Torres  / La Voz de Michoacán. (Imagen: Enrique Castro).
Después de dos días de travesía el Fuego Nuevo descansó en Tiríndaro, municipio de Zacapu; a las 7 de la mañana, el sonido del caracol marca el inicio de una nueva jornada, apenas un centenar de indígenas conforman la caravana que tiene la encomienda de llegar este día al territorio de Nahuatzen, descansará en una ranchería denominada El Pino, donde se reunirán a la vez otros hermanos indígenas de las cuatro regiones purépechas: Meseta, Cañada, Ciénega y lacustre.

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Apenas diez minutos antes de las 8 de la mañana, la caravana llegó a la comunidad de Naranja, donde los cargueros son recibidos a la entrada del poblado, es el último descanso antes de que el fuego nuevo se interne en la sierra y recorra su último tramo de más de 80 kilómetros para llegar a la jornada de este día.

Frente a la jefatura de tenencia una mujer indígena es la elegida para recitar un discurso en el que llama a la integración de los pueblos y las comunidades; Naranja es el punto de encuentro entre dos regiones indígenas, La Ciénega y la Lacustre, regiones que se hermanan con el símbolo del fuego, el sonido del caracol y los colores de la bandera a cuatro cuadros.

Después de un significativo recibimiento y un ligero desayuno consistente en pan blanco, café, frijoles con queso y tortilla, la caravana sigue su travesía. De Naranja sale un contingente aproximado de 200 personas, se han unido pobladores de esta comunidad y estudiantes del nivel superior de la Escuela Indígena Intercultural.

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Luego de tres días de caminata por el asfalto, finalmente el fuego nuevo se interna en la serranía de la meseta, justo en la coyuntura que hacen las regiones purépechas, Lacustre, Ciénega y Meseta.

La caravana marcha sobre tierras flacas, cubiertas por maleza moribunda y terrenos polvorientos, desde lejos algunas mujeres campesinas divisan la pompa que carga consigo un anafre sobre el que descansan cenizas que despiden una hebra humeante, las mujeres dejan su faena y sólo hacen ademán de santiguarse, no atinan a qué se debe la marcha que contemplan, para ellas sólo es un evento que rompe con la rutina común, sobre todo porque no está escrito en su santoral.

Al respecto, Olivia Dimas Huacuz, originaria de Santa Fe de La Laguna, refiere que no todos los pueblos indígenas participan de esta celebración, a pesar de ello, en los más de 27 años que cuenta esta ceremonia, se han sumado infinidad de comunidades, pero esta remembranza sigue atrayendo a más espectadores, sobre todo universitarios y académicos que se muestran interesados en preservar el ritual.-