Colonos de la Juárez viven su Vía Crucis

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Morelia, Michoacán.-  Los nazarenos de la colonia Juárez no se predispusieron a ver como actuación el tormento de Jesús en la Cruz; para ellos el castigo es real. Vibró el fervor y se derramaron lágrimas, sacrificios, oraciones y gritos despiadados entre los actores mientras se revivía la Pasión y Muerte de Jesús, representado por Julio Ferrer.
 
El Vía Crucis de Jesús fue por las colonias Juárez, Ventura Puente y Molinos de Parras, y la Parroquia Salvador del Mundo se convirtió en el Monte de Gólgota.
El galileo de la colonia, llega apresado por los judíos a la parroquia Salvador del Mundo, donde es sentenciado por Poncio Pilatos a su crucifixión, quien en un momento dudó al hacer dicho acto, por lo que se lavó las manos por algo inocente.
Jesús, el Mesías inhala hondo y mira hacia un cielo despejado. Con voz entrecortada responde las preguntas de Pilatos y calla ante las seducciones y tentaciones que le presenta Herodess. Los espectadores, con rostros de angustia observan como Jesús es golpeado por los soldados.
Cruelmente azotado y coronado con espinas, se revivió aquel viernes Santos cuando el Hijo de Dios fue condenado a muerte por Poncio Pilatos, luego de que los judíos lo entregaran.
Sobre la Calzada Juárez, Jesús tuvo su primera caída. Los asistentes a punto de soltar lágrima, pedían que no lo golpearan tan fuerte con los látigos, mientras que los niños sorprendidos veían el azotamiento que los soldados le propiciaban a Jesús, generado el derroche de lágrimas entre los espectadores pequeños, quienes buscaban un refugio con sus padres para no ver tal atrocidad; la cruz se rompió, el trayecto siguió con normalidad.
Los soldados azotándolo por el trayecto, pateándolo y escupiéndolo, fue la vergüenza que tuvo que pasar frente a la gente que solamente lo adoró.
Niños diciendo “mami, por qué le están pegando”, padres de familia susurrando, “le dan muy fuerte, no va a aguantar”, fue lo que se iba escuchando durante la Vía Crusis. Los ambulantes gritando “garbanzos, garbanzos, ricos y baratos”, como el sonido de los carritos de paletas de hielo y nieve.
Al llegar al puente que cruza por la calle Cuautla y la Avenida Solidaridad se presentó la segunda caída, las piadosas que acompañaban a Jesús lloraron. Y la tercera se presenció sobre la Calle Zamora.
El sol quemaba la piel, pero no impidió que los nazarenos de la colonia Juárez y aledaños interrumpieran su trayecto desde la parroquia del Salvador del Mundo y que rodeó diversas calles para terminar donde iniciaron.
Los asistentes portaban gorras y paraguas para cubrirse de los rayos del sol, mientras que otros buscaban una sombra que era escasa durante el recorrido.
Niños, jóvenes, adultos y ancianos fueron testigos una vez más del amor de Jesús por los hombres y, de cómo Pilatos, sin remordimiento entregaba a Jesús a los soldados, “lavándose las manos”.
Antes de morir, Jesús dijo sus últimas siete palabras que llevan a la conversión del hombre: “Perdónalos, Padre, no saben lo que hacen”. A su costado se encontraban en otras cruces los cuerpos de dos ladrones, Dimas y Gestas, mientras que detrás de su cruz, apareció Judas ahorcado.
Es de mencionar que el auxilio vial salió mal,  debido a que no había agentes de Tránsito ni otra autoridad para asistir a los feligreses. Entre carros mal estacionados y conductores molestos, el Vía Crucis maniobró los vehículos, indiferentes a la celebración.

En la colonia Juárez, son ya varios años de tradición en los que se realiza este recorrido, representando la pasión de Cristo. Es el primer año que este evento no cuenta con el apoyo de elementos de seguridad ni de protección civil.

PUBLICIDAD