Estudian el impacto físico y social de las actividades volcánicas

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Ciudad de México.- Un grupo de investigadores del Instituto de Geología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) realizan una investigación para conocer el efecto físico y social que representan los procesos volcánicos.

En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la investigadora Azalea Judith Ortiz Rodríguez mencionó que el área de estudio de la geografía se divide en dos partes, la física y la social.

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La última, explicó, es la encargada de relacionar los fenómenos naturales y su impacto social, en este caso, el efecto de los volcanes sobre las poblaciones afectadas y las cuestiones del entorno que favorecen o no a la formación de los lahares.

La especialista indicó que su área de investigación se enfoca en el proceso de lahares, en el volcán de Fuego de Colima.

“Los lahares son flujos de material volcánico revuelto con agua, los cuales proceden de áreas volcánicas y se encauzan por las barrancas de la topografía”, apuntó.

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La investigadora dijo que la consistencia de los lahares es similar a la del concreto con la fuerza suficiente para destruir lo que se encuentre a su paso, incluso, pueden desencadenarse a pesar de que el volcán no se encuentre en actividad.

“Hacemos pruebas de infiltración o la capacidad que tiene el suelo de absorber el agua, de esta manera poder identificar los espacios que aportan material a las barrancas, lo cual está relacionado con la magnitud de los lahares”, dijo la geóloga.

“Utilizamos equipo que pueda ser portátil como bombas peristálticas, generador eléctrico, agua, entre otros”, añadió.

El objetivo de la investigación es identificar los puntos de mayor aporte de material a las barrancas y la eficiencia en el transporte de sedimentos de dichos puntos para monitorearlos y así extender esta metodología a otros volcanes del país.

La investigadora expuso que estos resultados ayudan a entender la dinámica del planeta en cuestión geológico que nos moldean como especie, pues se pueden prever las consecuencias en los ríos, los establecimientos humanos, los manantiales, entre otros.

Ortiz Rodríguez refirió que en México se cuenta con una formación volcánica importante, dentro de la cual 12 de ellos están activos; por ejemplo, en 1913 el volcán de Colima hizo erupción, lo que sirvió como referencia para conocer hasta dónde pueden llegar los procesos volcánicos, como: flujos piroclásticos, lahares, ceniza, entre otros.

Los fenómenos hidrometeorológicos, como huracanes o tormentas, representan el principal detonante para la formación de lahares, sostuvo la investigadora.

La geóloga indicó que, en octubre de 2015, el huracán Patricia a su paso por el estado de Colima ocasionó la formación de lahares que al bajar por la barranca la Lumbre, al oeste del volcán, provocaron daños considerables en la infraestructura vial.

“Es necesario el monitoreo de los volcanes. No se puede controlar su actividad, pero sí monitorear y tener alertas para reducir los daños a la población”, señaló.

Ortiz Rodríguez dijo que esta acción constituye la principal defensa de la sociedad ante los procesos volcánicos que no pueden controlarse.