Rita Gironès, colaboradora La Voz de Michoacán La importancia vital de los tiburones en los ecosistemas marinos contrasta de manera alarmante con los datos imparables del camino a su extinción. Para proteger la conservación de los imponentes escualos urge un reajuste de la conciencia humana. Tomar conciencia nos obliga no sólo a conocer la diatriba y el tablero del mundo, sino a construir un puente de conexión profunda con las demás especies. De los tiburones sabemos poco y lo poco que sabemos no se ajusta a la realidad. Lo constata Mauricio Hoyos quien ha trabajado con tiburones por más de 30 años. Sus investigaciones sobre la crianza del tiburón puntas negras en Yalahau, la biología reproductiva del tiburón sedoso o el comportamiento del tiburón blanco en la Isla Guadalupe (México) le han valido el título de verdadero ejemplo para la conservación de estas criaturas míticas. Trabaja bajo el agua mediante buceo autónomo con apenas un chaleco, un par de aletas, un tanque de aire comprimido, visor, regulador para respirar y un arpón para marcar a los tiburones. Su entrega y pasión no han impedido que un enorme ejemplar le mordiera la cara recientemente en Costa Rica: “No fue un ataque, el animal solamente se defendió, yo lo lastimé al colocarle el transmisor y, en su desconcierto sobre mis intenciones, ella se defendió, ¡su reacción fue totalmente en defensa propia! Pudo haberme destrozado y me hizo el menor daño posible”. Una cicatriz que funge hoy como estandarte, recordatorio de una especie que exige respeto y pone en tela de juicio nuestra inteligencia y humanidad. ¿Qué querías ser de niño? Combinaba dos sueños. Durante una época quise ser astronauta y lo alternaba con el sueño de ser buzo. De repente, tenía todo lleno posters de planetas, del transbordador espacial Challenger o el Columbia, de todos los satélites… y de repente, lo quitaba y ponía lo de los tiburones (Risas). Siempre estuve en esa disyuntiva, pero ganó la más fuerte, ser biólogo marino. De hecho, lo de querer ser astronauta me duró un par de años y lo de biólogo fue el resto de mi vida… ¡y afortunadamente lo pude lograr! Recuerdo que de niño vi la película “Tiburón” y causó en mí el efecto contrario: en vez de tener miedo del animal, me provocó una gran fascinación… y continua hasta el día de hoy. ¿Qué quieres ser ahora? Sin duda, he rebasado mucho el sueño que tenía. Pensaba que si hubiera tenido la oportunidad de ver a los tiburones con vida, ya hubiera sido más que feliz, pero el trabajo en las Islas Guadalupe con el tiburón blanco me catapultó a niveles a los que nunca pensé llegar. He sido muy afortunado. En el camino, me he encontrado con gente excelente, investigadores que me han ayudado mucho. Y, a la par, gracias a los tiburones, he viajado a distintas partes del mundo. ¡Todo lo que yo conozco es gracias a los tiburones! La investigación me ha llevado a infinidad de países donde he podido dar pláticas y compartir todo lo que sé. En una ocasión, me invitaron a Viena a dar una plática sobre el tiburón blanco y me avisaron que era una sala para 500 personas. Me estresaba pensar que no se fuera a llenar… y resultó que llegaron 620 personas a escuchar mi conferencia. Para que veas cómo el gusto y fascinación por estos seres tan preciosos puede rebasar todas las fronteras. Deberíamos cambiar esa idea tan tonta e ignorante de que los tiburones son malos, de que son monstruos, ¡al contrario! Son realmente majestuosos y tienen un rol tan importante en su hábitat que a nosotros nos afectaría terriblemente si desaparecieran. ¿En qué punto convergen el tiburón y el ser humano? Para responder a esta pregunta, hay que salirnos del planeta por un momento y darnos cuenta de lo egoístas que llegamos a ser los seres humanos. Le llamamos planeta Tierra cuando el mayor porcentaje es agua. Como nosotros somos terrestres, lo llamamos Tierra, y eso ya dice mucho acerca de cómo pensamos, ¡considerándonos la especie más importante! Los seres humanos estamos acabando con todo a pasos agigantados. No podemos seguir enfocados en nosotros mismos, como si fuéramos la única especie del planeta. El punto de convergencia es crucial, los humanos deberíamos aprender a coexistir. ¿De qué sirve el estudio y el trabajo de la oceanografía y, en específico, el conocimiento de los tiburones? Verás, los océanos son importantísimos: regulan la temperatura del planeta, absorben todo el CO2, pero lo más importante de todo es que la vida se originó en el mar. Debemos entender quién mantiene el equilibrio de todos los mares. Los “tiburón tope” (se llaman así porque están hasta arriba de la cadena alimenticia) se alimentan de todos los demás que están por debajo de la cadena, y al hacer esto mantienen el control: se alimentan de los animales enfermos, viejos o de los que crecen mucho en sus poblaciones. ¿Qué pasa si tú remueves a estos depredadores “tope”? Pues que hay un desequilibrio total en todos los océanos y eso terminará por afectar a los seres humanos. Imagínate qué pasaría (y esto ha sucedido mucho en los arrecifes) que quitan a los tiburones y entonces los depredadores que les siguen a los tiburones y que se alimentan de los peces herbívoros, crecen exponencialmente y empiezan a matar a todos los peces herbívoros. Y entonces afectas al arrecife y a todos los peces que se aglomeran ahí y terminas afectando a la pesca y, por lo tanto, afectas a los seres humanos que pescan en ese sitio en particular. Es un efecto dominó. No quieren verlo, pero los tiburones son los que están hasta arriba y ellos son los que controlan todo este ecosistema para que haya un balance perfecto. Como biólogo marino, ¿qué importancia le das a las palabras? ¿Y al silencio? Te diré algo: bajo el mar no existe el silencio. Como tú respiras aire comprimido, cuando exhalas, te salen las burbujas por los lados, entonces siempre estás escuchando burbujas. Hay otro equipo que se llama recirculador: es un equipo que no genera burbujas y puedes escuchar todo. Tú escuchas bajo el agua el movimiento de los peces; el sonido de los invertebrados en los arrecifes; escuchas el agua; es un mundo impresionante y, de hecho, yo me he sentido mucho más conectado con la naturaleza al estar bajo el agua que al estar afuera. Al estar inmerso en el agua, al sentir la temperatura, al sentir incluso las pequeñas criaturas que se te acercan… ¿De qué te sientes orgulloso? De ser un referente en la importancia de los tiburones. ¿De qué te arrepientes? ¡Me arrepiento de no haber comenzado antes en todo esto! Aunque lo cierto es que empecé desde muy joven. ¿Qué cualidad admiras en los tiburones? La resiliencia. Por algo llevan 450 millones de años en el planeta. Ellos surgieron antes que los árboles, incluso antes que los dinosaurios. El que sigan en este planeta te dice algo: ellos son una parte del rompecabezas fundamental. Y necesitamos entender la importancia de respetarlos. ¿Tienes alguna asignatura pendiente? Uy, ¡muchísimas! Ahora me estoy recuperando para regresar pronto. Tres días después de este incidente debíamos estar en Sinaloa durante todo el mes marcando tiburones y ahora el trabajo se retrasó. Urge ver si el Farallón de San Ignacio (en el Golfo de California) podría estar protegido en su parte marina… ¿Pensaste alguna vez en tirar la toalla y dedicarte a otra cosa? Yo tuve problemas como cualquier persona en el camino de realizar mi sueño, pero sentí que era tan importante contar la realidad de estos animales. Eso me impulsó a seguir adelante. Ha sido muy complicado porque hay lugares que están demasiado lejos, se trabaja a muchos kilómetros de la costa y a veces las condiciones no son las mejores. A veces es muy frustrante porque es muy cara esta tecnología y es muy difícil llegar a los sitios. O puede pasar que tienes el barco, tienes la tecnología, tienes el personal, pero los tiburones se desaparecen porque hubo un cambio en la temperatura. Son muchos factores que complican una investigación. Pero es ahora, ¡estamos a tiempo de informar y poderlos proteger! Si no hacemos algo, en menos de 50 años, muchas especies van a desaparecer. Es una carrera en contra del tiempo. Por eso necesitamos seguir con esto. ¿Qué es para ti la Cultura del mar, Mauricio? Es muy simple: el mar nos enseña el equilibrio perfecto. Cada vez que hago una inmersión, siento que todavía no se ha violado ese equilibrio perfecto y que deberíamos aprender eso en el conjunto del planeta y el universo. Rita Gironès, escritora, docente y artista escénica. Catalana y mexicana. Lleva 20 años residiendo en Michoacán trabajando activamente por la cultura. Apasionada de las Humanidades, obtiene el Premio Nacional de Dramaturgia en México, 2022. facebook: Rita Gironès instagram: ritagirones