Reportaje| Desde el ITM, trabajan incansablemente para que pacientes puedan ser atendidos

Profesores, alumnos, egresados y directivos se unen a la misión de fortalecer el sistema de salud en esta contingencia.

Foto: La Voz de Michoacán.

Jorge Manzo / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Mientras México poco a poco se confina en sus hogares, hay cerebros trabajando en laboratorios con la misión de fortalecer el sistema de salud pública. En el Tecnológico de Morelia se reúnen decenas de genios en sus laboratorios para abrir otro frente en contra de la contingencia provocada por la COVID-19 en México. 49 Profesores, egresados, estudiantes y directivos aplican todos sus conocimientos para elaborar insumos que serán necesarios en hospitales para atender a los pacientes que llegan con el coronavirus, e inyectan toda su capacidad para reparar los respiradores artificiales que serán fundamentales para devolverle la vida a quienes ingresen a terapia intensiva.

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La institución cuenta con el reconocimiento federal de ser la casa de los mejores ingenieros de México. Pero la misión de sus especialistas no es sólo ayudar a pacientes, sino crear escudos protectores para que los médicos, enfermeras, paramédicos no sean parte de la estadística de infectados. A la par de la reparación de los 111 ventiladores enviados por el Instituto Mexicano del Seguro Social, han creado un equivalente al gel etílico con un 99 por ciento de efectividad que servirá para la desinfección de superficies y la limpieza de manos, que en términos comerciales es cinco veces menos costoso. También elaboran caretas faciales y cubos para entubación y extubación de pacientes.

A la par se entregarán 30 oxímetros, mismos que fueron desarrollados para medir la saturación de oxígeno en el cuerpo humano y que en este momento son elementales para el tratamiento de esta enfermedad viral. Este equipo será distribuido para que las instituciones de salud cuenten con más elementos que ayuden al combate de la pandemia. Los recursos son aportaciones de la institución este mes ha cumplido 56 años de estar formando a miles de jóvenes en más de una veintena de carreras y posgrados.

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Jesús Solís es uno de los jóvenes de la facultad de Ingeniería Electrónica que está auxiliando en la reparación de los ventiladores artificiales. A pesar de que es estudiante del séptimo semestre, ya cuenta con cuatro años de experiencia en el mantenimiento de equipo biomédico, y para él es una oportunidad importante la que le otorga su casa de estudios de participar en esta tarea, frente a una contingencia sanitaria. Uno de sus profesores, el doctor Arturo Méndez Patiño, se ha metido de lleno al análisis del equipo enviado por el Instituto Mexicano del Seguro Social procedente de varias regiones del país.

“Lo primero que hacemos es la revisión general, le damos mantenimiento al equipo, y detectamos las fallas; después procedemos con la corrección de algunos errores. Lamentablemente están llegando respiradores incompletos y sin los manuales, por lo que la labor se complica. Algunos tienen problemas de circuitos electrónicos, sin embargo, lo principal que encontramos es que llegan sin piezas”, compartió el profesor, quien reconoció que esta tarea es posible gracias a la colaboración de los egresados y estudiantes.

El coordinador de esta tarea es el doctor Juan Alfonso Salazar Torres, quien reconoció el entusiasmo de quienes se han sumado. Compartió que los equipos de trabajo están limitados, pues se deben atender las recomendaciones sanitarias emitidas. Actualmente están al 100 por ciento dos equipos que trabajan por turnos. Admitió que se han tenido contratiempos por los consumibles que se han escaseado debido a la demanda internacional.

Foto: Christian Hernández. toca darles mantenimiento a los respiradores, mismos que intentan liberar diariamente para que estén al servicio de los hospitales.

“La garantía es que el equipo que entregamos es totalmente funcional para la unidad médica que le corresponden”, dijo el especialista, quien detalló que en los equipos multidisciplinarios trabajan también paramédicos y médicos, debido a que son los encargados de corroborar que el material ya está en condiciones de que sea utilizable. El costo por reparar un ventilador artificial puede alcanzar los 30 mil pesos, y la compra del equipo ascendería a los 700 mil pesos, por lo que ve viable que en algunos casos sí se traten de recuperar.

Para Fernanda Gómez, estudiante de la ingeniería electrónica, esta es una experiencia significativa dentro del tecnológico, pues es guiada por expertos en la materia. Si bien ella nunca imaginó estar trabajando a contrarreloj debido a la contingencia sanitaria, lo que le deja esta contribución es el conocimiento para poder intervenir equipo biomédico sofisticado. Le toca darles mantenimiento a los respiradores, mismos que intentan liberar diariamente para que estén al servicio de los hospitales durante la contingencia del coronavirus.

Garantizan sanidad de espacios públicos y de personas

Ramiro Martínez es profesor de Ingeniería Bioquímica y estudiante de doctorado. Él junto con el doctor Mario Eduardo Abud, se encargaron de crear una alternativa a los geles sanitizantes, esto debido a que durante la contingencia incrementaron los precios del producto y se volvió un calvario conseguirlos. El material que sirve para limpiar espacios y las manos no tiene un costo y en estos momentos lo están donando a los hospitales del estado.

Cada semana elaboran mil 200 litros de sanitizantes, mismo que tiene una efectividad de casi el 100 por ciento. La idea es simplificar el proceso de creación para que no falte en lugares estratégicos como hospitales. Están planteando la idea de que se pueda abrir al público, a fin de que la gente no tenga que gastar mucho para comprar los geles antibacteriales, mismos que se han agotado en los establecimientos comerciales del país.

Foto: Christian Hernández.

El doctor Mario Eduardo Abud está enfocado en esta tarea en el laboratorio de Bioquímica. Él reconoce que han sido arduas jornadas a fin de poder contar con el insumo básico. Sin el apoyo del Tecnológico habría sido imposible elaborar el material, que en sí es una solución, es decir, requiere menor cantidad de consumibles para su elaboración, pues es a base de agua, no tiene aroma y tiene un color adicionado, pero es para que los niños no lo confundan con nada y evitar una tragedia.

La tasa de elaboración que tiene ese laboratorio es de 300 litros por cada 6 horas de trabajo. Sólo están tres personas involucradas a fin de que haya el menor riesgo de infección por el coronavirus. La solución para superficies ayuda significativamente a espacios como los hospitales, debido a que sí funciona para que estén debidamente sanitizados, y se reduzcan los riesgos de contaminación por este virus altamente contagiable.

Alistan 200 caretas faciales

El doctor Juan Cristóbal Camacho lidera el proyecto de creación de protectores faciales, que serán entregados a quienes están en la primera línea de batalla del coronavirus. El insumo es innovador, más sencillo, y se eliminan riesgos de acumulación de bacterias en las texturas de las caretas que se llegan a encontrar en establecimientos comerciales.

Foto: Christian Hernández.

“La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda el uso de protectores faciales. Los protectores comenzaron a ser en 3D, pero ¿cuáles son sus desventajas?, imprimir cada una, y que te puede llevar hasta 5 horas dependiendo del diseño. Por ello nosotros buscamos la manera de agilizarlo, pues la contingencia en su mayor pico se prevé para mayo”, dijo el doctor.

Es por ello que este material médico creado con el método de inyección de polímeros, estará en menor tiempo, pues se crean patrones maestros, mediante la impresión en 3D. Partiendo de eso, se crea un molde mediante silicón y se pueden generar las copias que se requieren. En 10 minutos se puede concretar esa manufactura.

Héctor Martínez Domínguez, investigador en desarrollo tecnológico, resaltó el apoyo del Instituto de Ciencia y Tecnología para poder trabajar en este proyecto que dejará un beneficio significativo a la comunidad médica del estado. La base de la careta no lleva ningún logo ni textura, lo que facilita su limpieza y elimina cualquier foco de posible infección. En esta tarea están trabajando cuatro personas de la ingeniería de Materiales.

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Protegen a médicos con cubos 

La creación de cubos para intubación y extubación de enfermos de infecciones respiratorias aumentará la seguridad de las personas que estén manipulando a los pacientes que llegan con la sintomatología, debido a que dos personas a la vez pueden intervenir, disminuyendo el acercamiento directo con el portador de la enfermedad, compartió el jefe de Ingeniería Industrial, Juan Ríos Ponce.

El material es acrílico de 3 milímetros, es translucido al 85 por ciento, completamente lavable, desinfectable y reutilizable. Estas cajas o cubos se colocan sobre la cabeza a los pacientes y el personal de salud queda completamente protegido al momento de que se intubará o extubará. En el proyecto participaron tres personas y surge de una necesidad detectada en los servicios de salud derivado de la contingencia.

Rubén Calderón cursa el séptimo semestre de Ingeniería Mecánica y explicó que se utilizó un software para diseñar el cubo y se generó un modelo digital, y a partir de éste, se hicieron mejoras y surgió el ensamble, que además es fácil de replicar, lo que representa en estos momentos de contingencia una oportunidad para que estén equipados los servicios que atienden a personal infectado por COVID-19. Se llegan a fabricar hasta 10 cubos por día, y el costo llega a ser de 700 pesos.