A casi dos años de la pandemia: la exhibición alternativa en Morelia

“La exhibición alternativa es una exhibición integral. Es ver a las películas como obras
cinematográficas que pertenecen a un contexto sociocultural y, a partir de esta concepción más envolvente, es reflexionar y proponer algo a la sociedad.” Virginia Rico, directora general de
Ojo Libre

Alexandro Arévalo Oros / La Voz de Michoacán

De acuerdo con el Informe de Resultados Definitivos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), en el 2020, México se volvió a posicionar como el cuarto país con la mayor cantidad de salas de cine comerciales; contando, además, con 699 espacios alternativos de exhibición y 161 festivales y eventos dedicados a la cinematografía.

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En los primeros, en los grandes complejos comerciales, acontece una relación desigual y unidireccional, la del producto y el consumidor. Se trata de las cadenas de cine gigantescas que no son reguladas por políticas públicas y que han adquirido un rol sumamente poderoso dentro de la industria: el de definir la cartelera cultural que se ofrece a las y los mexicanos: anteponiendo siempre los intereses económicos, dejando fuera todas las formas de hacer y pensar el cine que no encajan en esta hegemonía y beneficiando a las mismas distribuidoras y a las mismas visiones y temáticas.  

Por otro lado, están los espacios de exhibición alternativa y los festivales, que en Michoacán podemos contabilizar hasta 22 y 10, respectivamente. Proyectos y encuentros dedicados a la difusión, promoción y formación cinematográfica, y cuyo principal objetivo es diversificar la cartelera comercial. O en ocasiones particulares, se trata de proyectos y encuentros que simplemente surgen como espacios de exhibición en regiones donde el desplazamiento para acceder a un complejo cinematográfico es mucho mayor en comparación al de la Ciudad de México y el Área Metropolitana.

Cine, cultura y pandemia

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En marzo del 2020, ocurrió un hecho histórico: México (y el mundo entero) se paralizó a causa de la pandemia por el covid-19. Como consecuencia, decenas de colectivos, foros y demás proyectos culturales se vieron obligados a reinventarse, a suspender actividades y, en el peor de los casos, a declararse desahuciados, sin los recursos económicos para continuar. Específicamente en el medio cinematográfico, las dos cadenas de cine más importantes cerraron sus puertas por varias semanas, mientras que las muestras, festivales, cineclubes y salas alternativas continuaron con su importante labor, ahora más compleja: descentralizar el cine en nuestro país y, a la par, fungir como un oasis en la era de las plataformas streaming.

Concretamente en Morelia, hay dos iniciativas independientes que, a casi dos años del inicio de la pandemia, han logrado fortalecerse: ampliando sus propuestas, forjando diferentes alianzas y alcanzando nuevas audiencias: Ojo Libre y el ANIMAL Film Fest (AFF). Para estas dos iniciativas (y para muchas otras más), la lucha continúa.

Foto: Cortesia

Ojo Libre: una sala de cine en resistencia

Ahí, en el corazón del Centro Histórico de Morelia, en la calle Valentín Gómez Farías, se encuentra Ojo Libre, proyecto cultural dedicado al encuentro de ideas y personas a través del cine, el cual opera desde el año 2013 y que cuenta con una sala para más de 25 espectadores. La directora general de Ojo Libre, Virginia Rico, menciona que, tras identificar los puntos de convergencia entre este proyecto y el acontecer cinematográfico en Morelia, han logrado consolidarse, permitiéndose incursionar no solo en la exhibición, sino en la programación de cine, la gestión cultural y la formación de públicos, así como en la investigación de/para cine.

“El reto más grande ha sido que el proyecto esté a la altura de lo que sucede en Morelia [...] una ciudad de iniciativas, observadores, cinéfilos y realizadores que se están formando en materia cinematográfica”. A su vez, recalca la falta de empatía y la mala costumbre de la administración pública de ignorar voluntariamente al cine.

Para el equipo de Ojo Libre, el proceso de la pandemia ha sido de mucho aprendizaje, pues les ha permitido aumentar exponencialmente la cantidad de películas gestionadas. ‘Noche de fuego’, ‘Blanco de verano’, ‘Cosas que no hacemos’, ‘Titane’, ‘Anette’ y ‘La voz humana’ fueron algunos de los importantes estrenos nacionales e internacionales que exhibieron durante el último trimestre del 2020, tras forjar alianzas con importantes distribuidoras mexicanas (Piano, Cine CANÍBAL y Artegios, por mencionar algunas).

ANIMAL Film Fest: un festival de nicho en Morelia

El ANIMAL Film Fest es un festival de cine independiente que surge por la afición que sus fundadores comparten por el cine de horror y que, tras un exitoso arranque en el 2019, se vieron obligados a suspender sus actividades a celebrarse en octubre del 2020. “Fue un proceso de mucha frustración y, al ver que todos los festivales de cine migraban hacia lo virtual, creímos haber tomado la decisión equivocada”, menciona el codirector del AFF Felipe Godoy. No obstante, para los organizadores fue más importante ser congruentes con la visión que vio nacer al Festival: ser un espacio físico de encuentro para los michoacanos amantes del género de horror, con funciones íntimas, vivenciales y accesibles: permitiendo a la audiencia interactuar con los realizadores, reflexionar y debatir ideas, así como romper con la división  que existe entre los que hacen cine y los que lo consumen.

Para el año siguiente, el AFF llevó a cabo su segunda edición. Se trataba de un formato híbrido en el que lo virtual fungía como una extensión y, a la par, como una nueva herramienta de trabajo con mayor alcance (más que como una alternativa). El resultado, más de 2200 reproducciones en línea.

Respecto a los más grandes retos a los que se han enfrentado, el cofundador del AFF Luis Flores destaca la poca inscripción de proyectos michoacanos. Si bien existe una gran producción de cortometrajes en el estado, “es bien complicado conseguir que los realizadores locales se animen a participar en los festivales [...] es un fenómeno que aún no entendemos y que intentamos explicar”.

En nuestro país existe una relación asimétrica entre la cantidad de películas mexicanas que se producen y las que logran exhibirse. Las pocas que llegan a las 7625 salas de cine de los complejos comerciales, repiten las mismas fórmulas, las mismas narrativas, la misma mirada condescendiente hacia la periferia. Es ahí donde radica la importancia de los festivales de cine independiente y las salas alternativas: en incentivar a realizadores emergentes y celebrar las narrativas diferentes. Es ahí donde destacan Ojo Libre y el ANIMAL Film Fest: en volver accesible a la cultura.

Alexandro Arévalo Oros, es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. He cursado talleres sobre periodismo, radio y creación literaria, así como un diplomado en producción de cine documental. Escribo sobre cine mexicano y sobre los agentes y proyectos que lo están revolucionado.