Día Internacional de la Danza | De las artes escénicas sigue siendo la más abandonada

Desde 1982, en que la Unesco lo establece, se realiza cada año el Día Internacional de la Danza. Por eso abordamos, hoy, algunos puntos vitales del arte corporal en voces autorizadas de celebridades de la danza nacional.

Foto: Pixabay.

Notimex / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Aunque, a decir de especialistas, la danza contemporánea en el país se halla en un momento de efervescencia, reconocen que dicha expresión artística, hoy, podría tener un mayor crecimiento de contar con un respaldo que coincidiera con la sensibilidad de sus creadores.

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El arte en los procesos sociales

—Es momento en que la danza despierten para decir: “Estoy alerta. Y con mi composición coreográfica me comunico con el público”. Porque hacer arte es sugerir, no salir a dar un discurso con el cuerpo —indica Gladiola Orozco (Guanajuato, 1934), cofundadora del Ballet Teatro del Espacio.

Por ello, la maestra y coreógrafa de gran trayectoria asegura que la tarea de los coreógrafos es la de trabajar correctamente para lograr conquistar públicos mediante un orientado desarrollo cultural y educativo:

—Pero con conciencia de lo que estás haciendo, pues la danza es una herramienta de lucha, de camaradería, de conquista, pero sobre todo señalando la compleja situación de estar en este mundo. No podemos ser ajenos a lo que sucede en nuestro entorno. El creador debe comunicar lo mejor posible: el amor, la preocupación, la tristeza o tantos sentimientos que nos rodean a diario…

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Con ella coincide la fundadora de Drama Danza, Rossana Filomarino (Roma, 1945), quien considera que todo arte debe reflexionar sobre la condición humana y, por tanto, los procesos sociales para ofrecer “una visión nueva” mediante, en este caso, la danza.

Las nuevas tecnologías

El coreógrafo Federico Castro (Estado de México, 1933), quien fuera integrante del Ballet Nacional de México (ya extinto), opina que estamos en una “transición importante” porque, al igual que el mundo, el arte está cambiando junto con el acontecer mundial:

—La danza se ha modificado con la tecnología e incluso hay puestas más acordes con estas nuevas técnicas que propiamente dancísticas.

De igual forma, Gladiola Orozco, fundadora de los cursos de danza en la Casa del Lago, menciona que la tecnología “es adecuada si se llega a utilizar con la inteligencia y sensibilidad a favor de la obra y el desarrollo cultural”:

—De lo que se trata es que los foros y los teatros no desaparezcan, sino sean enriquecidos con buenas obras para que el cuerpo y el alma del ser humano estén presentes, es decir, que no por flojera se sirva de la tecnología, la cual debe estar al servicio de la creación, no para apantallar al público.

Rossana Filomarino comenta que se están buscando nuevas maneras de expresión. Y, como en toda formulación contemporánea, “hay algunas cosas que resultan y otras no”:

—A mí el uso de las nuevas tecnologías no me interesa, porque mi búsqueda anda por otro lado. Apunta al ser humano como tal, a la posibilidad expresiva del cuerpo en sí mismo, pero es un medio contemporáneo que habría que fomentar e investigarlo para indagar sobre las posibilidades infinitas que nos pueda ofrecer para nuestra danza.

Teatros y públicos

Federico Castro dice que en el país los bailarines se están convirtiendo en “virtuosos” porque ya hay “otros métodos y diversas tendencias para enseñar”, las cuales son “importantes cuando tienen cierto nivel”:

—Pero el peligro es cuando hay una tendencia muy marcada en el estilo del coreógrafo en el que todos quieren ser iguales. Yo estoy a favor de la formación de los bailarines por técnicas formativas como la clásico, como la Graham, como la Humphrey, y las de otros coreógrafos. Hay gente que tiene su propia forma de moverse, pero yo quiero ir a la técnica —señala el profesor que, aunque cuenta con su propio estilo, imparte la técnica Graham.

Además, subraya que la técnica de la danza moderna no es la de José Limón (bailarín mexicano nacido en Culiacán en 1908 y fallecido en Nueva Jersey en 1972 considerado el precursor de la danza moderna) sino de la bailarina Doris Humphrey (Estados Unidos, 1895-1958) con quien Castro se formó y, al morir ella, le dejó como herencia sus obras y la técnica, si bien lamenta que ahora nadie se acuerde de la técnica Humphrey.

Gladiola Orozco señala que ha habido “una gran evolución en la danza”, sobre todo en la técnica “desde hace medio siglo”, cuando ella estaba en los escenarios:

—La técnica está al día, ahora lo importante es saber usarlas ya que requieren de un teatro y de un público para poder ser exhibidas y avaladas. 

La vida, el amor y la muerte

Gladiola Orozco advierte que sin comunicación entre el cuerpo de bailarines pueden emerger los egos, que en una función a veces dejan de transmitir inquietudes:

—El bailarín, pero sobre todo el coreógrafo, tienen que saber la importancia de las técnicas para el desarrollo de su danza, ya que a través de ella necesitan expresar los distintos dramas del ser humano…

Por su parte, el director conjunto del Centro de Producción de Danza Contemporánea, Marco Antonio Silva (Ciudad de México, 1954), recuerda que Juan Rulfo decía que había tres temas sobre los cuales se puede hablar: la vida, el amor y la muerte:

—Los dos extremos esenciales en este hábitat planetario, pero en medio el amor que trae consigo todas las contradicciones humanas: el encuentro, el desencuentro, la pasión, la preocupación por el otro. Pero los temas pueden extenderse mucho más allá, como la migración, la violencia, la paz…

Asimismo, considera que, pese a la existencia de diversas obras contemporáneas, no siempre la cantidad se empata con la calidad.

—Lo peor es la incomunicación. A veces hay ciertas piezas que no comunican nada: los bailarines brincan y saltan, como en los circos, que no buscan más que entretener —acota Gladiola Orozco.

Rossana Filomarino, que entre sus obras más recientes se encuentra Migrantes, afirma que la danza contemporánea tiene muchas facetas, pero “requiere de más apoyo”:

—Porque aún en esta “cuarta transformación” sigue siendo la más abandonada de las artes escénicas. Es un fenómeno histórico, sobre todo en la danza contemporánea. Ojalá supiera a qué se debe, pero se piensa que la danza no es importante porque, tal vez, no puede expresar cosas como lo hacen las otras artes, lo cual es absolutamente falso.

Profesionalismo y esmero, a pesar de…

—La danza debe encaminarse a la investigación y a comprometerse a ser mejor cada vez —indica Federico Castro—. Es decir, saber con quién estás para dar un paso adelante, ya que no se cuentan con espacios ni con los suficientes apoyos. Pues no es lo mismo bailarín que coreógrafo, no es lo mismo intérprete que ejecutante. La búsqueda tiene que ser constante..

Marco Antonio Silva, también promotor cultural, subraya que se requiere el trabajo conjunto de todos aquellos involucrados en el ejercicio de la danza para que ésta perviva:

—De nada sirve una excelente obra si no obtiene difusión. De poco va a servir una buena idea si carece de un buen desarrollo. Un público puede percibir, en una función debilitada, la ausencia de rigor, profesionalismo y creatividad.

Para Gladiola Orozco, lo que actualmente falta en la danza es “un amor de fondo”, el cual “se pierde cuando existe cierta comodidad en vez de trabajar por un arte que implica a la creación”:

—Uno se enamoraba de la danza como expresión y desarrollo muscular. Yo agradecía que me admitieran y apoyaran para poderme convertir en bailarina. Si a lo mejor no tenía para comer, a nadie debía importarle. Porque estábamos tan compenetrados que cada uno buscaba la manera de no causar problemas al otro, aunque cuando se podía nos compartíamos o invitábamos a comer.

Además, Gladiola Orozco recuerda que tampoco se les hacía publicidad como ahora “algunos bailarines llegan a exigir”, sino ellos mismos se encargaban del “volanteo” en diversos sitios, incluyendo los coches. O de conseguir una entrevista en los medios. Dichos esfuerzos también permitieron “el desarrollo del ballet”.

Rossana Filomarino interviene:

—Hace falta más preparación cultural, porque la realidad nos muestra que la mayoría de los bailarines ya no se forman en las escuelas sino “por la libre, como puedan”, lo cual resulta “en seres con muchas habilidades, pero escasa formación técnica”:

—El bailarín está siempre en condiciones económicas tan terribles que no puede pagar clases. A veces da clases y medio entrena, pero es un problema que se tiene que resolver. Sin embargo, se les puede ver como sistemas alternativos, aunque no tan eficaces. Los bailarines se forman prácticamente en el foro.

La danza es un arte, empero, con bailarines entregados a su disciplina, pese a la mirada distante del Estado que siempre está a la espera de la llegada de buenos tiempos financieros…