Nobleza y bravura en los novillos de Jaral de Peñas en Novillada de la Revolución, en la Monumental

Carlos Mauricio triunfó con una oreja en el magno festejo de la más brava de las fiestas

Gonzalo Reyes González / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Se cumplió la Novillada de la Revolución, que se convirtió en mixta al salir del cartel el rejoneador Marcos Bastida y ser sustituido por el aspirante a novillero Santiago Ochoa, en la Plaza de Toros Monumental de Morelia. Festejo pactado para este sábado 20 de noviembre y en punto de las 6:30 de la tarde, se escuchó el tan taurino pasodoble “Cielo andaluz” y partieron plaza, a la derecha, Patricio Ochoa; al centro, el aspirante a novillero, y a la izquierda, el también novillero Carlos Mauricio, seguidos por los hombres de plata y los montados, señores del Castoreño, quienes bajo la dirección de los dos espadas morelianos habrían de concretar la lidia del bien presentado encierro de la ganadería queretana de Jaral de Peñas.

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En términos generales los novillos lucieron bien, cuajados, con trapío y armonía en sus movimientos, en el peso adecuado y muy al estilo del encaste Parladé: fueron acometedores y bravos al engaño y nobles en sus embestidas, pero les faltó un toquecito para redondear las faenas y acreditarse los premios. Les faltó mando, decisión y poder para hacerlos humillar, ya que el toreo en lo alto hacía que salieran de la reunión a la muleta con la cabeza levantada y con algún sesgo de distracción, a pesar del empeño que les pusieron los novillero morelianos que, eso sí, mostraron determinación para enfrentar la bravura y casta de este hierro, que para los que entienden del comportamiento de un toro bravo, salieron satisfechos.

A pesar del cambio súbito en el cartel por la ausencia del esperado rejoneador, la asistencia a la Monumental de Morelia fue aceptable, aunque pudo ser mejor si el cartel de inicio no se hubiese modificado. Un cuarto de ocupación en los tendidos de un público selecto y una oreja, protestada para Carlos Mauricio, fue el resultado de tan esperada tarde de toros en Morelia.

Abrió el festejo el aspirante a novillero Santiago Ochoa, y se enfrentó a la usanza portuguesa a un eral de Gustavo Farías, bonito de hechuras y claro y noble en sus recatadas embestidas, el entusiasmo afloró sobre todo y las ganas de ser, el paso fue firme sobre las embestidas del becerro y hubo momentos de duda cuando en algunas ocasiones el becerrista fue desarmado y con peligro de una voltereta, en el arrebato no decreció y la faena se prolongó pausadamente y con el mismo tenor y como preámbulo de que con mucha decisión se puede llegar a figura.

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Caudillo fue el primer novillo de la tarde noche, castaño y con 310 kilos en sus costillares; Patricio Ochoa lo recibió en sus terrenos y con la muleta intentó darle pausa a la lidia pero el novillo a pesar de que acudía bien al engaño salía con la cabeza levantada y detrayéndose al no bajar de media altura la muleta; así transcurrió la lidia y en breves intentos por naturales el novillo seguía mostrándose avante en cada salida de la reunión a la que acudía en cada cite, hasta recibir un pinchazo y a la segunda prueba la estocada en buen sitio que de cualquier forma hizo necesario el descabello para deshacerse del bovino que mostró buenas maneras.

Su segundo fue Revolucionario con 395 kilos de peso, negro mulato bien presentado, con armonía en movimientos, fue noble al acudir a cuanto cite le llamaba Patricio Ochoa: buscó el mejor lado y al parecer pasaba bien por su izquierda: al natural pudo bordar una interesante faena, pero seguía la muleta a media altura, lo que no permitió al novillo humillar tras las embestidas y en los momentos de culminación como el pase del desdén que fue el preámbulo para irse tras la espada y dejarla a la mitad y un poco trasera, lo que fue complementado con otro descabello y así terminar su actuación que fue agradecida con aplausos.

Carlos Mauricio, también contó con buenos colaboradores en el ruedo, su primer novillo y segundo del festejo llevó por nombre Doroteo, el más bonito y con tanto trapío del festejo, negro bragado meano con 371 kilos y hechuras de un toro cuatreño, que resulto bravo al caballo y cumplidor en la muleta, solo que de nuevo se la pusieron a media altura, sin bajarla e hicieron que otra vez la transmisión del toro se viera disminuida, a pesar de que acudía y pronto a cualquier cite, el toreo al natural fue bueno al concurrir bien por ese lado, lo que prolongó una faena de pases por la izquierda y después algunos adornos para ir tras el acero y con tres cuartos en muy buen sitio hacer rodar al bovino, al que se le pudo haber sacado mayor provecho.

Como fue así, con el cierra plaza de nombre Zapata, negro saíno y con 373 kilos, al cual Carlos Mauricio, pudo bordar interesante faena, también al natural, adornado con molinetes y un pase del desdén que fue el preámbulo a tan buen juego que dio el novillo de Jaral de Peñas, que al igual que sus hermanos de corrales, fue noble, bravo y obediente a los cites y sin malas ideas, pero de nuevo la muleta a media altura, no permitió sucumbir con éxito, tan apreciado juego del astado, que por derecha como izquierda se dejó meter mano y acudió con presteza a cada cite, para recibir una estocada en todo lo alto, que sin embargo resultó defectuosa, pero que hizo rodar al noble bovino que así otorgó una oreja que fue protestada por los que se dieron cuenta que la estocada resultó en ladeada y que con esto acreditaron el triunfo de esta tarde noche revolucionaria a Carlos Mauricio y los aplausos al toro en el arrastre en premio a la calidad que mostró durante su lidia.