Hombre construía en su terreno, pero se cruzó con un montículo: un basamento piramidal prehispánico

Se trata de una estructura habitacional de élite que si se restituye su volumen original, las dimensiones serían de entre 35 y 45 metros de lado; se descubrió en Tlalmanalco, Estado de México.

Foto: INAH.

Redacción / La Voz de Michoacán

Estado de México. Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron vestigios de un basamento piramidal en Tlalmanalco, Estado de México, un municipio roedado de construcciones contemporáneas y cercados por el avance urbano, luego de que el dueño de un terreno detectó un montículo y recurrió al instituto

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De acuerdo con el INAH, este hallazgo fue parte del centro urbano de la capital de Tlacochcalco, el altépetl o señorío principal de la liga de pueblos chalcas: la Chalcayotl, durante el periodo de ocupación mexica.

Los informes preliminares plantean que se trata de una estructura de tipo habitacional de élite, un parea palaciega, debido a que el material cerámico hallado en el lugar es fino, pero falta un análisis más a fondo.

Los restos de esta edificación, que son parte del totehuacan, el barrio central de Tlalmanalco, se localizó en las céntricas calles de El Naranjo y Guerrero, cruce con la avenida de La Rosa, informó Hervé Víctor Monterrosa Desruelles, arqueólogo de la representación estatal del INAH.

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Foto: INAH.

Monterrosa Desruelles detalló que el basamento piramidal es un conjunto de plataformas y niveles, reflejo de una ocupación prehispánica, “pero desgraciadamente se han levantado caasas sobre ellas, aunque en este caso, el dueño del predio donde localizaron los vestigios, al querer construir recurrió al instituto con el fin de examinar un montículo detectado en su terreno, el cual, al analizarlo, reveló la estructura”, explicó.

Según el especialista, los elementos del basamento descubierto son solo una tercera parte del volumen de la construcción, el resto fue arrasado por la mancha urbana. Se detectó un cuerpo arquitectónico de tres niveles, cuya base mide aproximadamente 12 por 18 metros, y cerca de 9 metros de altura, desde el desplante de los muros hasta la parte superior.

Tras el descubrimiento, una segunda fase consistirá en darle volumen y solidez a la estructura, la cual se encuentra deteriorada, sobre todo en su parte norponiente, a través de trabajos de consolidación y restitución.

Foto: INAH. Detalle de algunos malacates encontrados entre muros de nivelación.

Por su parte, el arqueólogo y arquitecto Ricardo Arredondo Rojas, informó que en el primer cuerpo se encontraron unas cuarterías con restos de pisos de estuco, con las que se determinó la altura de los muros.

Arredondo Rojas indicó que arquitectónicamente la estructura presenta dos fases de ocupación: la primera, de 1350 a 1465 –durante el momento hegemónico de Chalco–, que muestra una clara influencia chalca, con un sistema constructivo que utiliza argamasas a base de cal y tezontle triturado, así como fango del lago como aglutinante, destacando, por su técnica, le trabajo canterano de la piedra.

La segunda etapa –profundizó el arqueólogo– con una ocupación del Imperio mexica en esa región (a partir de 1465 y hasta el momento del contacto con los españoles), corresponde a la fase de ampliación del basamento, que se comprueba con la serie de cajones para rellenos constructivos edificados en esa área.

“Sin embargo, la calidad de la obra decae completamente, se vuelve más tosca, lo que indica cambios en la ocupación y el sentido del espacio urbano”, dijo.

Si se restituyera en su volumen original, el basamento piramidal tendría dimensiones de entre 35 y 45 metros de lado en su primer cuerpo, manifestó Arredondo Rojas.

Foto: INAH.