Inauguran altar monumental a la Virgen de Dolores en Pátzcuaro

En Pátzcuaro, esta tradición fue rescatada hace poco más de 25 años por un grupo de trabajadoras del Museo de Industrias Populares de Pátzcuaro.

Foto: Angélica Ayala

Angélica Ayala / La Voz de Michoacán

Pátzcuaro, Michoacán. Con la inauguración del altar monumental a la Virgen de los Dolores, se dan por iniciadas las actividades culturales y religiosas en la ciudad de Pátzcuaro en el marco de la Semana Santa. Hace 18 años que comenzó esta tradición, cuando el sacerdote Diego Monroy, quien ha sido rector de la Basílica de la Virgen de Guadalupe, lo instaló por primera vez en el portal Hidalgo. El sacerdote lo ha hecho de manera ininterrumpida, a excepción de los tiempos de la contingencia sanitaria por pandemia de la COVID-19.

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La figura central del altar es la Virgen Dolorosa, que, a diferencia de años anteriores, no viste completamente de negro, sino de azul con algunos toques rojos. Sin embargo, en su rostro se refleja el sentimiento de dolor por la pérdida de su hijo Jesús. Las lágrimas de la virgen se cuelgan y colocan en recipientes de cristal, cada uno con un color diferente. No faltan los recuadros hechos con semillas, el aserrín pintado que forma un tapete con flores, el trigo y las banderillas doradas, que forman parte del conjunto.

De acuerdo con los datos proporcionados por el historiador Fernando Mendoza, quien cita al escritor Mariano de Jesús Torres en su libro “Costumbres y Fiestas Morelianas del Pasado Inmediato”, “el Viernes de Dolores todas las capillas se adornaban de una manera extraordinaria; macetas con flores exquisitas, pájaros cantadores, naranjas con banderitas de oro volador. Festones de verdura, el pavimento regado con oloroso mastroanto, velas de cera también con banderitas, todo esto constituía el adorno; además, el incienso esparcía su embriagante perfume, y el pito y el tambor tocaban esa sinfonía monótona y característica que se acostumbraba en esos días: en algunas capillas había música de cuerdas”.

Se recuerda que en 2005 un grupo de personas comenzó a rescatar la tradición de los “altares de Dolores”, siendo uno de los grandes impulsores Monseñor Diego Monroy, Enrique Soto, Patricia Guerrero, la señora Priscila, entre otros muchos entusiastas. Se colocó el primero justo en el portal del Palacio Municipal, y posteriormente se han sumado vecinos e instituciones que colocan su altar, el cual llega a permanecer una semana o más.

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Este año, las autoridades municipales, presididas por el alcalde Julio Arreola y monseñor Diego Monroy, cortaron el listón inaugural del altar monumental. Previamente, el presidente municipal mencionó: “Después de 18 años en los que monseñor ha estado colaborando con el municipio de Pátzcuaro al instalar este maravilloso altar, que siempre nos sorprende porque cada año es diferente, y eso lo hace más interesante, agradecerles a todos sus colaboradores”.

En su intervención, Diego Monroy dijo que una de las grandes devociones del pueblo católico es la Virgen Dolorosa, y que “montar estos altares, llamados también incendios, viene llenos de poesía, llenos de significados. El viernes anterior al domingo de ramos, nuestro pueblo los levanta para distraer a la señora del cielo de lo que va a suceder dentro de ocho días, la entrega el martirio del hijo amado”.

Al concluir el acto protocolario, continuaron con un recorrido en los altares que se colocan en algunas de las casonas del centro histórico, así como de colegios e incluso en el hospital civil. Las autoridades recorrieron cada uno de ellos y como regalo entregaron un cuadro de la Virgen Dolorosa.

Los altares de Dolores

De acuerdo con los archivos históricos, los altares de Dolores datan del siglo XVI; sin embargo, es en los dos siglos siguientes cuando se empiezan a documentar estas celebraciones y a salir de las iglesias hacia espacios públicos. Fueron los franciscanos quienes iniciaron esta actividad para promover los ritos católicos entre los indígenas.

En Pátzcuaro, esta tradición fue rescatada hace poco más de 25 años por un grupo de trabajadoras del Museo de Industrias Populares de Pátzcuaro, quienes montaron el altar dedicado a la Dolorosa en el museo con el apoyo de algunos vecinos.

Todos los elementos que integran el altar representan los cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua, que se conjugan para aminorar el dolor de la virgen. Las aguas de colores representan las lágrimas vertidas por María; las frutas, flores y semillas germinadas son producto de la madre tierra; las banderitas doradas y el papel picado revolotean al soplo del viento; y las velas y veladoras mantienen vivo el fuego de la esperanza de una nueva vida, aun después de la muerte.