#8M y la literatura

“Las mujeres están expuestas a distintos grados y tipos de opresión patriarcal, algunas comunes a todas y otras no”, Audre Lorde

Lamentablemente la desigualdad de género no escapa al ámbito literario, la desigualdad en número de publicaciones, ediciones, reseñas, presentaciones, eventos literarios entre hombres y mujeres es gigante.

Un ejemplo del marcado patriarcado literario es el Diccionario de escritores mexicanos siglo XX (UNAM), donde se registran 439 autoras contra mil 745 escritores.

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Una reciente investigación arrojó que los suplementos culturales publican  aproximadamente 35 por ciento de poesía de autoras contra 65 por ciento de poesía de autores; 28 por ciento de reseñas de libros escritos por mujeres contra 72 por ciento de reseñas de libros escritos por hombres. Sus artículos fueron 31 por ciento de mujeres contra 69 por ciento de hombres, mientras 29 por ciento de los libros recomendados o citados fueron de autoras y 71 por ciento de escritores.

Por años se ha discutido acerca de la diferencia de sexos sobre todo en la forma en que cada uno ve el mundo, lo representa y lo piensa y transita, es por esto que nos parece importante retomar las reflexiones que hace Virginia Woolf en su libro “Un cuarto propio” como punto de partida para hacer un brevísimo resumen histórico;  “Un cuarto propio”  publicado por primera vez en 1929 y vigente hasta el día de hoy, es un libro que ha dado pie a una serie de importantes investigaciones, interpretaciones y discusiones; el planteamiento de Woolf debatiendo si se puede hablar de la relación de la mujer y su producción literaria desde la apariencia que las mujeres tienen; la literatura que las mujeres escriben o desde lo que se escribe sobre ellas, se cuestiona la manera en que las tres perspectivas están intrínsecamente mezcladas.

Por otro lado, la Alejandra Kolontay, política revolucionaria y feminista marxista​​ rusa, también ya en 1915 se planteaba la idea de una "nueva" mujer pensante y creadora”, e invita a analizar el momento socio-histórico y cultural como factor primordial para poder establecer el discurso del que parte la escritora.  

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Más adelante, los pensamientos feministas surgidos en la década de los años 60 que motivaron a muchos teóricas/teóricos a plantearse y replantearse lo referente a discurso y género hacen una serie de consideraciones cuestionando el papel de las mujeres dentro de la literatura, entre ellos Laura Freixas, que setenta años después de Woolf  no encuentra diferencias notables ante las reflexiones que hace está en relación con el canon y la crítica compuesta básicamente por hombres en contraste con lo que las feministas de la década de los años 70 plantean, Freixas contribuye en cuanto a los elementos para abordar en el discurso, enfatiza, por ejemplo, en que las mujeres que a pesar de todo escribían no aspiraban a ser artistas, a ser escritoras, a hacer literatura, aceptarían que eso era prerrogativa masculina: Ellas escribían con fines prácticos, familiares, de desahogo personal, polémicos. Dice “Escribirían sobre sus cosas, sobre temas que sólo las mujeres conocen y que sólo a las mujeres interesan. No le harían la competencia a nadie, en una palabra: harían literatura femenina”

En la actualidad, la “literatura escrita por mujeres” ha reaparecido con toda su potencia, no es casual que esto se produzca en paralelo al reverdecer de las luchas feministas y a la crítica de las violencias que el colectivo de mujeres proclama, sin embargo, esta «literatura escrita por mujeres» no siempre es bienvenida.

Es complejo diferenciar la literatura feminista y la literatura femenina, ambas tienen como eje central la apropiación del discurso por parte de la mujer, sus orientaciones tienden a discrepar en algunos aspectos. La literatura feminista centra su discurso y su escritura en la oposición hacia todo lo establecido por el patriarcado como una forma de expresar su descontento por la sumisión que ha recaído sobre ellas.

La literatura escrita por mujeres en América Latina a partir de los años 70 se ha basado en una profunda indagación sobre las nuevas identidades femeninas, acerca a lectores nuevas representaciones de personajes femeninos que representan nuevos comportamientos, cuestionamientos, luchas, realidades, deseos y dificultades actuales.

En la lucha feminista se pone el cuerpo, la mente y el corazón todos los días, les invitamos a leer, leer en voz alta, en colectiva, a reseñar, a compartir, a recomendar libros, a prestar, editar… libros escritos por mujeres, esa es una buena manera de combatir la desigualdad de género en este ámbito.

“…Olvídate del “cuarto propio” –escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio Social o en el trabajo durante la comida, entre dormir y estar despierta.

Yo escribo hasta sentada en el excusado. No hay tiempos extendidos con la máquina de escribir a menos que seas rica o tengas un patrocinador (puede ser que ni tengas una máquina de escribir). Mientas lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Cuando estés deprimida, enojada, herida, cuando la compasión y el amor te posean. Cuando no puedas hacer nada más que escribir…”

Gloria Anzaldúa

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