Columna: Vertebral | Futuros distópicos

Tengamos en mente que el Arte es la punta de lanza de la humanidad. Lo que a través del Arte se manifiesta, tiene un efecto en la colectividad. Procuremos que ese efecto esté a favor de nosotros mismos.

Erandi Avalos

Las predicciones sobre el futuro de la humanidad tienen en el Arte a su mejor aliado. Prácticamente todas las manifestaciones artísticas cuentan con obras que especulan sobre los posibles devenires del mundo y del ser humano; casi todas son pesimistas, por decir poco. En general se presentan escenarios sombríos, caóticos y  apocalípticos, que cada vez más se acercan a situaciones y eventos reales que no paran de difundirse en los noticieros de todo el mundo, a todas horas.

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Posiblemente las manifestaciones en las que más se ha difundido este tema son la literatura y el cine, teniendo referentes tan antiguos como polémicos como el último libro del Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana, el Apocalipsis de San Juan, que es uno de los más interesantes a nivel literario y que sigue teniendo una gran influencia en el imaginario colectivo respecto al futuro. Pero incluso en la cultura popular encontramos ejemplos que, sin ser tan radicales, nos van mostrando eventos oscuros que marcan el devenir de la sociedad. Un ejemplo claro es la serie animada Los Simpson, que ha asombrado a nuestra generación por sus “predicciones” globales. Otro es la película animada WALL E (2008), ganadora de un Oscar, que muestra hasta dónde podría llegar la humanidad si sigue por donde va. Recordemos el mediometraje La Jetée (1962) de Chris Marker, y comparemos con la actualidad.

Tres clásicos de la literatura occidental que crean magistralmente futuros aterradoramente cercanos a nuestros tiempos son, 1984, de George Orwell, publicado en 1949  en la que el Gran Hermano era nuestro enemigo más amado (veo mi smartphone junto a mi y sonrío nerviosamente). Su opuesto complementario es Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que vio la luz en 1932. Otro imperdible es Fahrenheit 451, del estadounidense Ray Bradbury publicado en 1953, y habla de un futuro en el cual los libros están prohibidos.

En el cine hollywoodense es muy larga la lista de películas, generalmente muy malas, que invocan escenarios catastróficos, en los que no puede faltar el héroe que salva el mundo. Recientemente, Don’t look up (2022), retoma el tema con sarcasmo, lo que refresca la forma de abordar la ciencia ficción distópica, que parece ya no asustar a nadie. Las series distópicas en plataformas digitales están en boga y hay para todos los gustos. Entre estas películas malas, hay una que se basa en la incapacidad repentina del ser humano para poder dormir, Disomnia (2021), lo que desata caos generalizado. No es importante el tema, pero en los diálogos hay una parte en la que un personaje dice algo que debería considerarse e implementarse a la brevedad  “...mi abuela decía que todos los problemas del mundo podrían desaparecer en una generación si cada niño creciera olvidando toda la porquería que se les enseñó, todo eso que no tiene sentido, que te repiten hasta que te lo crees. Que si podemos vivir en un mundo donde nadie muere de hambre y todos somos iguales”. Posiblemente en la mayoría de los adultos la programación predictiva ha hecho mella en nuestras debilitadas y atemorizadas mentes. Que buena práctica el desaprender, el ralentizar, el hacer saber a nuestros niños que hay otros futuros posibles en los que sus acciones presentes impactan. Tal vez ellos tengan mejor manejo de la relación con sus semejantes y con el medio ambiente; si no es ya demasiado tarde para ello.

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En la literatura védica, de las más antiguas y complejas que existen, se menciona que la era actual es llamada Kali Yuga o La Era de la Riña y la Hipocresía, y que es parte de cuatro eras cósmicas siendo ésta la más terrible, pero también en la que más fácilmente puede haber cambios profundos de conciencia. Tengamos en mente que el Arte es la punta de lanza de la humanidad. Lo que a través del Arte se manifiesta, tiene un efecto en la colectividad. Procuremos que ese efecto esté a favor de nosotros mismos.

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Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com