Cometierra, sobre búsquedas y despedidas

“Quiero encontrarla. Yo me parezco a María. En los labios, en el pelo, en el color de mi piel está la tierra y está ella: unos ojos que son, para mí, un puntazo en la carne. No voy a dejar que quede ahí, viva y abandonada entre sombras.”, Dolores Reyes, “Cometierra”.

Yazmin Espinoza

Brutal. Esta es la palabra con la que comenzaría a definir “Cometierra”, la primera novela de Dolores Reyes que nos presenta a una chica que nace con el don (o maldición) de ver a aquellos que se han ido.

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Dice Cometierra: “Me acosté en el suelo, sin abrir los ojos. Había aprendido que de esa oscuridad nacían formas. Traté de verlas y de no pensar en nada más, ni siquiera en el dolor que me llegaba desde la panza. Nada, salvo un brillo que miré con toda atención hasta que se transformó en dos ojos negros. Y de a poco, como si la hubiera fabricado la noche, vi la cara de María, los hombros, el pelo que nacía de la oscuridad más profunda que había visto en mi vida”.

Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino. Dolores Reyes ha escrito una primera novela terrible y luminosa, lírica, dulce y brutal, narrada con una voz que nos conmueve desde la primera página.

“Acaricié la tierra que me daba ojos nuevos, visiones que solo veía yo. Sabía cuánto duele el aviso de los cuerpos robados. Acaricié la tierra, cerré el puño y levanté en mi mano la llave que abría la puerta por la que se habían ido María y tantas chicas”.

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Y es que la tierra es testigo y lugar de conocimiento en esta novela que nos muestra la violencia que se vive en toda Latinoamérica y la búsqueda incesante que realizan los familiares de personas desaparecidas.

“Yo sentí que cuando comencé a escribir 'Cometierra', el tema de los feminicidios me estaba esperando muchísimo, la necesidad de justicia, de devolver los cuerpos, de saber qué había pasado con todas esas mujeres que nos faltan y por eso también decidí contar esta historia desde la perspectiva de la hija de un feminicidio”, relata Dolores Reyes en entrevistas a los medios sobre su increíble novela.

Ha compartido además que esta novela llevó más de cinco años de reescritura para encontrar el lenguaje exacto que transmitiera la idea que tenía en su cabeza luego de ver los periódicos todos los días con anuncios de mujeres desaparecidas sin rastro y familiares sufriendo la violencia infringida sobre ellas.

Y es que, en varias entrevistas, la escritora ha resaltado que el 50 % de los feminicidios en Latinoamérica son de jóvenes menores de 17 años, edad en la que se sitúa la protagonista de "Cometierra" y es un dato que conecta a lo que sucede en Argentina, con México, donde se viven situaciones similares.

Apunta además que el personaje joven que protagoniza la historia no es algo casual, sino que se conecta con esa población que ha quedado desamparada tras la muerte de sus madres víctimas de feminicidio, a quienes llama “los huérfanos de la violencia”.

“Siento que son los jóvenes los que pueden construir una ciudad distinta y libre de violencias, quizá por eso también me interesa explorar cuáles son las formas de relacionarse y ahí está Walter en 'Cometierra', esa relación de hermanos tan linda en la que no se violentan, se acompañan y además porque la novela tiene una cara que súper incomoda y que no nos queremos hacer cargo de las violencias y la oscuridad del mundo de los muertos, pero también ese mundo absolutamente vital que tiene que ver con la adolescencia”, comentó Dolores Reyes en una entrevista sobre la relación de la protagonista con su hermano, quien la cuida en todo el momento y permanece junto a ella hasta el final.

Así, esta novela te hace cimbrar en cada una de sus páginas como resultado de la pregunta que sobrevuela en todo momento: ¿dónde están?

“Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, una marca cerca de los ojos, de la boca, la mezcla de dolor, de bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve”.

Cabe destacar que la autora argentina ha anunciado hace unos días que “Miseria”, la segunda parte de esta historia, llegaría a las librerías en próximos meses y probablemente sea en mayo que el público mexicano pueda disfrutarla.