El FICM y los festivales de cine: celebración del espíritu comunitario

A 20 años de aquel inicio, el FICM se consolida como uno de los más importantes en América Latina, puente y enlace con otras fiestas cinematográficas del mundo.

Jaime Vázquez

Cineasta, crítico, observador memorioso y agudo, cinemaníaco, José Luis Garci afirmó alguna vez que “el cine es una vida de repuesto”. Podríamos argumentar que no es solo una, sino muchas, infinidad de vidas que nos permiten, si no morimos en el intento, entender la vida propia.

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La famosa definición de Emilio García Riera es categórica: “el cine es mejor que la vida”. Ettore Scola, con una frase que parece verso, declara: “el cine es un espejo pintado”. Un espejo pintado, mejor que la vida o más parecido a la vida de repuesto, porque el cine, nos aclaró el eternamente revolucionario Godard, es una “verdad 24 veces por segundo”.

Podemos aventurar entonces que un festival de cine es un compendio y arsenal de vidas de repuesto, peculiar acervo de espejos pintados que en la oscuridad de la sala insisten en mostrarnos su verdad, una de tantas posibles, como lo propone desde hace 20 años el Festival Internacional de Cine de Morelia.

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Uno de los más importantes del mundo es el Festival Internacional de Cine de Venecia, La Mostra, fundado en 1932, en el periodo de entreguerras, en plena época fascista. Su famoso galardón, el León de oro, se llamaba en aquel entonces Copa Mussolini. La edición de La Mostra de 1938 otorgó ex aequo la Copa a la producción alemana Olympia, de Leni Riefenstahl, y a la italiana Luciano Serra pilota, de Goffredo Alessandrini, dos películas de propaganda fascista.

En 1939, como respuesta artística y política al dominio italiano y alemán, en Francia nace el Festival de Cannes. El primer presidente fue Louis Lumière, en un festival inaugurado el 1 de septiembre de 1939 y que unos días más tarde se canceló debido a la invasión de la Alemania nazi a Polonia. Con el nombre original de Festival International Du Film, Cannes abre finalmente su fiesta hasta 1946.

En otra Alemania, un país derrotado y devastado después de la Segunda Guerra, nace en 1951 el Festival Internacional de Cine de Berlín, La Berlinale. La primera película proyectada es una producción de 1940: Rebecca, de Alfred Hitchcock. A esa función asiste como invitada especial la protagonista: Joan Fontaine.

El Festival Internacional de Cine de San Sebastián se crea en 1953. Su famoso premio, la Concha de Plata, fue entregado por primera vez en 1955 a Días de amor, de Giuseppe de Santis.   

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Cientos de festivales de cine se celebran actualmente en el mundo. Festivales de géneros cinematográficos, cine independiente, temáticos, de ficción o documental, para plataformas digitales o públicos específicos.

En México, los festivales de Guadalajara, Monterrey, Guanajuato, Oaxaca, Los Cabos, entre otras ciudades, convocan anualmente a públicos numerosos.  

El festival ofrece, sobre todo, la posibilidad de proponer un diagnóstico sobre la salud de la cinematografía local, nacional o internacional, sus resonancias, el imaginario colectivo, la visión de la realidad que se vive en el momento. Para darle color al espejo que miraba Scola; para que las vidas de reserva nos cuenten otras historias sobre lo que somos.

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El 3 de octubre de 2003, en la primera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, su directora y fundadora, Daniela Michel, afirmaba: “Un festival celebra el espíritu comunitario. Reunidos en el Primer Festival […], nos complace reconocernos como una comunidad en pleno desarrollo. Compartimos una afinidad que surge del trabajo que realizamos desde hace mucho tiempo: apoyar y promover el trabajo de jóvenes talentos mexicanos”.

A 20 años de aquel inicio, el FICM se consolida como uno de los más importantes en América Latina, puente y enlace con otras fiestas cinematográficas del mundo y escenario para los creadores de México. Celebra el “espíritu comunitario”.

Es un espejo pintado por la diversidad de nuestro cine que, desde lo local, imagina y proyecta vidas de reserva en la sala cinematográfica, cuando miramos esa verdad 24 veces por segundo que nos apasiona.

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital: zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime