En Pátzcuaro aún se aprecian vestigios prehispánicos, sepultados con la llegada de Vasco de Quiroga

En Pátzcuaro hoy en día se pueden apreciar en el centro histórico varios monumentos arquitectónicos que corresponden a la etapa precolombina.

Foto: Dante Bernardo Martínez Vázquez

Dante Bernardo Martínez Vázquez

La llegada de los españoles a nuestro país significó un momento de abrupto cambio para las sociedades nativas que habitaban en el territorio que hoy es México. Una de las principales situaciones que acontecieron durante la conquista, fue la desaparición de varias de las ciudades prehispánicas que quedaron sepultadas bajo los nuevos edificios coloniales, como lo son las casonas, iglesias, conventos, etc. El caso más famoso es el de México-Tenochtitlan, sin embargo, no fue el único.

En Pátzcuaro, Michoacán, hoy en día en su centro histórico, se pueden apreciar varios monumentos arquitectónicos que corresponden a la etapa precolombina. Resulta que cuando llegaron los españoles en 1522 al territorio que hoy es Michoacán, este estaba controlado por el estado Tarasco, y su capital se encontraba en ese entonces en la gran ciudad de Tzintzuntzan, una urbe que concentraba de entre 40 a 80 mil personas.

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Cuando arribaron los españoles a Michoacán, Tzintzuntzan se mantuvo por casi dos decadas más como la capital. No obstante, a la llegada del licenciado Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, no vio en Tzintzuntzan las características fisiográficas ideales para la elección de su proyecto de Obispado, por lo que recorrió la zona lacustre, hasta que finalmente en las inmediaciones de lo que hoy es el pueblo de Pátzcuaro, encontró el lugar ideal para establecerse y construir una nueva ciudad con todo lo que ello implicaba.

Cabe destacar que Pátzcuaro era una ciudad que según la tradición histórica, había sido fundada por el linaje de los Uacúsechas (linaje gobernante del estado Tarasco) unos 300 años atrás antes del arribo español, y por lo tanto se habían levantado varios templos dedicados a sus dioses principales, especialmente Curicaueri.

Esta ciudad fue el centro de poder del legendario gobernante Tarasco: Taríacuri, quien, al morir, le dejó el mando a su hijo Hiquingaje. Sin embargo, los descendientes de Taríacuri no prosperaron y el poder terminó pasando a Tzintzuntzan durante el reinado de Tzitzipandácuare, sobrino-nieto de Taríacuri.

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En 1538, Vasco de Quiroga tomó la decisión de mover la sede del Obispado de Tzintzuntzan a Pátzcuaro, y los años siguientes empezó la edificación de la Catedral así como varias casas y conventos que se trazaron encima de la antigua ciudad prehispánica, dejando enterrados una gran cantidad de basamentos piramidales y edificios precolombinos.

Es por ello que en el centro histórico de Pátzcuaro, todavía hay lugares donde se pueden apreciar vestigios de los antiguos edificios prehispánicos; como una porción de una antigua plataforma que hoy es visible en el patio del actual Museo de Artes y Oficios de la Ciudad. Aparentemente esta estructura que cuenta con un petrograbado de espiral y varios cuepos escalonados, en el mismo recinto, también es visible una escultura en roca volcánica de época prehispánica en uno de los patios. Aparentemente esta edificación, no fue destruida debido a que fue defendida por Don Antonio Huitzimengari, hijo del último gobernante de Michoacán: Tzitzicha Tangaxoan. También en algunos otros puntos del centro histórico, es posible ver algunas esculturas Tarascas en roca volcánica pertenecientes a la etapa precolombina que se hayan integradas a la arquitectura de algunas casonas de la ciudad.

Dante Martínez Vázquez, licenciado en Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Colaborador de los proyectos PAPAPCSUM y REPIMTAR del centro INAH, Michoacán. Actualmente cursa la maestría en Historia en la facultad de Historia, de la UMSNH.

Email: Dante_dalton@outlook.com Academia.edu / Dante Martínez Vázquez