Ermitaños, Cargadores y Pastores, ¡conoce la celebración del levantamiento del Niño de Sevina!

Entre celebraciones, autocuidado y su venerada imagen de El Niño, comienzan en Sevina el año, conviviendo y estrechando lazos comunitarios.

Foto: Pablo Aguinaco D.R.

Erandi Ávalos / La Voz de Michoacán

Nahuatzen, Michoacán. Dicen que es milagroso y travieso; que en una ocasión decidieron no hacer su fiesta como lo venían haciendo ininterrumpidamente cada seis de enero durante siglos; entonces unos campesinos lo encontraron —de carne y hueso— caminando a la salida del pueblo; le preguntaron quién era, dónde estaban sus padres y a dónde iba; él les contestó que se iba de Sevina porque no le habían celebrado su día y se sentía ofendido. Así que la fiesta no se hizo esperar y ahí está todavía El Niño, rodeado de cientos de personas que lo acompañan en su levantamiento. Ese día los Cargueros, es decir los encargados de cuidarlo durante un año, lo reciben en su casa y ofrecen a todo el pueblo desayuno, comida y cena en abundancia.

PUBLICIDAD

La celebración del levantamiento del Niño

Pero ser Carguero de El Niño no es cosa fácil. El carguero de este año se anotó en la lista de espera de la mano de su padre Gonzalo Luna hace veinticinco años, cuando él tenía solo seis. Ahora, ya casado y con hijos recibe por fin ese servicio que implica un gasto considerable pero que se realiza con gusto y orgullo. En la lista de este año se anotaron personas que esperarán casi treinta años para ser Cargueros y recibirlo. Cuando llegue su momento, como ahora, todo el pueblo irá a ayudar: algunos darán despensa, dinero, comida; otros irán a cocinar, a servir, a lavar trastes, a hacer tortillas o cualquier otra actividad para atender a los invitados. La fiesta es en grande: todo el pueblo colabora y todos disfrutan.

Foto: Pablo Aguinaco D.R.

El señor Gonzalo, migrante desde hace varias décadas, cuenta que lo que más extraña de Sevina es el sentido de comunidad; que allá en los yunaites no se ve ese apoyo entre mexicanos, que sueña con regresar a Sevina pero que la familia necesitaba el dinero para poder sostenerse y estudiar y que acá en Michoacán nomás no encontró buenas oportunidades. Sueña con volver algún día y está orgulloso de que su hijo sea el Carguero este año tan esperado para su familia.

Foto: Pablo Aguinaco D.R.

La fiesta, a través de los danzantes de La Pastorela, recorre los cuatro barrios del pueblo: San Bartolo, San Miguel, Santo Santiago y San Francisco. Nos cuenta Juan Nicolás el rol de cada personaje: El Tarhé, con máscara de viejito, dirige la danza y cuida que no haya desmanes; él puede ser casado y casi siempre es un adulto mayor. Los Rancheros y Rancheras, con sombreros de charro, son los que relatan y deben ser jóvenes y niños solteros. Las Pastoras llevan vestidos blancos, sombreros adornados y listones de colores. Los Ángeles son los más pequeños, inocentes y devotos que van sorteando obstáculos para llegar a adorar al Niño.

PUBLICIDAD

Los Ermitaños, de morado y con máscara, cuidan y guían a Las Pastoras y Ángeles. Los Changos, con trajes negros y ribetes de flecos amarillos y morados (diablos), hacen maldades y no quieren que Los Pastores lleguen a ver al Niño; estos también pueden ser señores casados. Llama la atención cómo participan todos con alegría y cómo disfrutan de la convivencia luciendo trajes, máscaras, rebozos y su luminosa juventud. No puede faltar la banda, que conoce bien los sones para acompañar la danza.

El municipio de Nahuatzen

Santa María Sevina pertenece al Municipio de Nahuatzen y tienen un sistema de autogobierno basado en sus usos y costumbres. Rodeados de bosques y un hermoso cielo claro (caso contrario a las grandes ciudades), reciben suficiente oxígeno como para entender el daño que causan a México los partidos políticos. Saben que, aunque no todo sea fácil, sí es infinitamente mejor que estar bajo el yugo de estos ladrones corruptos. Sería excelente que se creara una comisión para recuperar la arquitectura vernácula, que en este entorno de montañas y pinos sería el culmen de la belleza.

Así, entre celebraciones, autocuidado y su venerada imagen de El Niño, comienzan en Sevina el año, conviviendo y estrechando lazos comunitarios.