Everardo Zamudio Rodríguez, o cómo hacer brillar las tiernas voces

La percepción de la vida cambiaría por completo sin música. Si de repente al ser humano se le borrara la música de la mente, volveríamos a inventarla, y estaríamos creándola de nuevo.

Foto: Rita Gironès

Rita Gironès

Aquel niño que los domingos en la iglesia corría para sentarse a un lado del organista, dirige hoy el Coro de los Niños Cantores de Morelia. Licenciado en Música por el Conservatorio de las Rosas, con especialización en Dirección de Coros, “Lalo” se entrega a la encomienda de reestructurar el proyecto musical del emblemático coro fundado en 1944 por el maestro Miguel Bernal Jiménez. Nació en Queréndaro, Michoacán. Estudió en la Escuela de Música Sacra y fue asistente de dirección en el coro de infantes en catedral. Aunque entró al conservatorio a los 15 años para estudiar piano, pronto descubriría su verdadera vocación: vibrar al frente de un coro.

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Rita Gironès

¿Qué querías ser de niño?
Músico. Siempre tuve el apoyo de mis papás. De niño siempre quise estudiar música. Cuando me llevaban a la iglesia los domingos en Zinapécuaro, el pueblo de mi mamá, yo me sentaba al lado del organista y quedaba fascinado. La decisión de ser músico fue fácil, aunque el camino para lograrlo tuvo sus dificultades.

¿Qué parte disfrutas más de tu profesión?
Yo puedo ejercer lo que estudié. Soy músico y estoy facultado para dar muchas clases: apreciación musical, solfeo, entrenamiento auditivo, contrapunto, armonía, una gama muy amplia en la carrera musical, pero yo no doy clases de piano (a pesar de ser mi instrumento), no doy clases de canto, todo lo que hago en mi vida es dirigir coros. Tengo muchos compañeros que se ven en la obligación de alternar la dirección de un coro con otros trabajos. Y esto es debido a la misma naturaleza de la carrera musical que resulta tan poco prestigiada en este país.

¿Cuáles son las claves para dirigir un buen coro?
Sin duda la perseverancia de las personas que están en frente de ti. Yo tengo coros semanales, otros con ensayos de dos o tres veces por semana, los resultados varían en función de eso. La asistencia y perseverancia de los coristas diría que es primordial para asegurar el éxito de un coro. Y la otra, el desempeño del director, por supuesto. Que el director tenga el dominio de todas las herramientas, instrumentales, auditivas y quizás, en menor medida, vocales. También habría una tercera clave, el apoyo de las instituciones. En el caso del coro del Conservatorio tenemos una infraestructura que ha funcionado bien, incluso a pesar de los cambios pos-pandemia con el riesgo de desaparecer. Ahora vamos lento, pero a paso seguro.

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¿Qué cualidades valoras en un niño que quiere pertenecer al Coro de Niños Cantores de Morelia?
Lo primero que yo identifico en un niño es la afinación. Esto es un chip con el que se nace o no se nace, y es importante para el desarrollo posterior. No se puede aprender a afinar. Quizás, con el tiempo y una atención personalizada, la afinación podría guiarse y mejorar, pero enseñarle a una persona que no afina a hacerlo, podría volverse un suplicio, una especie de tortura.

¿Es el Arte para todos?
Todas las artes son un poco elitistas. De un tiempo para acá hay una voluntad por implementar lo contrario. En la parte social eso está muy bien, pero ya en la parte artística y de calidad, es ciertamente elitista. Un ejemplo son los niños que en una audición se quedan fuera por no tener esas cualidades: con dos notas ya es posible saber si hay afinación. Es cierto que el 99% de los niños son muy musicales, sin embargo, para lograr un coro de calidad y primer nivel, eso no es suficiente.

¿Cuál es la parte más placentera y la parte más difícil de tu trabajo?

Es la misma. Que los niños se aprendan la música y la disfruten.

¿Qué tipo de música escuchas cuando no trabajas al frente de un coro?

Salsa, cumbia, boleros, baladas, Jose José, la música cubana, el son cubano. Música latina, en general, sin involucrar reggaeton. En algunas ocasiones, y por mera curiosidad, escucho coros de otros países. Y luego también algo de rock pesado o heavy metal, me gusta Rammstein. Y por supuesto la música clásica, que ya ni la cuento como elección, esta forma parte de mi cotidianidad.

Principal rasgo de tu carácter
¡No le preguntes a cualquier niño! (Risas) Soy muy estricto, sin olvidar la parte que son niños. Esta manera de trabajar muy mía hace que los niños sepan que son estricto y exigente, pero relajado en cierto punto, claro, ya después de haber puesto la mejor actitud en el ensayo.

¿Qué tan importante es para ti el silencio?
Es la preparación para que uno pueda imprimir su obra de manera impecable. Sí, es muy importante.

¿Qué papel debería jugar la música en la vida?
Para mí es como si me dijeras: “Oye, ¿puedes vivir sin respirar?” No, no puedo. La percepción de la vida cambiaría por completo sin música. Si de repente al ser humano se le borrara la música de la mente, volveríamos a inventarla, y estaríamos creándola de nuevo.

¿Podrías darnos alguna sugerencia musical para acercarnos al mundo de los Coros?
Sería muy complicado. Pero por mi experiencia, mi sugerencia sería que se acercaran a formar parte de un coro. Busquen algún coro en el que se puedan integrar. Hay muchas opciones aquí en Morelia, lo importante es estar ahí. Podría recomendar una pieza muy bonita de los Coristas, “Vois sur ton chemin”, o recomendar a los Niños Cantores de Morelia del maestro Romano Picutti, “La Sandunga”, “Adiós, Mariquita Linda” o el “Cielito Lindo” que todo el mundo conoce y cantado magistral por los Niños de Morelia, pero nunca tendrá el mismo impacto que pertenecer a un coro y experimentar esa catarsis.

¿Qué es para ti la Cultura?
Es tan amplia la definición… Yo diría que es una mezcla de tradición y conocimiento. Ya sea una tradición milenaria o una más reciente, pero a la cual se ha sumado muchísima gente.

Rita Gironès