Liliana David, colaboradora La Voz de Michoacán La presencia de España en la reciente edición del Festival de Música «Miguel Bernal Jiménez» (FMM) fue notable gracias a tres particulares figuras: la violinista Leticia Moreno, el clavecinista Yago Mahugo, catedrático en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, que se presentó a dueto con el gran Horacio Franco; y Ricardo Alí Álvarez, quien fue estudiante de piano en el Conservatorio de las Rosas de Morelia, y cuyo paso por dicha institución fue determinante para abrirse camino en el mundo de la música académica. Actualmente, el pianista mexicano, oriundo de Chihuahua y radicado en Madrid, es profesor en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde hace diez años consiguió un lugar como docente acompañante, después de ganar un reñido concurso de oposición gracias, desde luego, a su talento, pero sobre todo a la disciplina y constancia que había cultivado desde el inicio de su trayectoria. Su carrera comienza en Morelia, donde vivió entre los 18 y 22 años. El maestro había elegido esta ciudad para poder estudiar en su prestigioso conservatorio, a pesar de que Chihuahua, su ciudad natal, también contaba con el suyo. De aquellos años en Morelia -como refirió durante nuestro encuentro en el marco del FMM-, Ricardo Alí Álvarez recuerda de manera especial a la maestra de origen ruso Olga Chkourak, quien le mostró una perspectiva, un camino, para mantenerse en su propia búsqueda y, sobre todo, para saberse bajo «la necesidad de la música», dice el pianista. Morelia marcó, sin duda, una manera de ver y experimentar la interpretación del piano. Tras cursar el último año de la carrera bajo la supervisión de otro virtuoso ruso de ese instrumento, el maestro Alexander Pashkov, decidió viajar a Alemania para seguir preparándose. El músico me confiesa que el melómano público alemán es tan exigente que asiste a los recitales con las partituras en la mano para seguir la ejecución de los intérpretes. Precisamente fueron esa exigencia y rigor los que marcaron su paso por la Hochschule für Musik Theater und Medien Hannover, en Alemania, y, posteriormente, por el Conservatorio della Svizzera italiana, en la hermosa ciudad suiza de Lugano. En ambos lugares, el maestro Alí Álvarez logró desarrollar una interpretación limpia en la ejecución del texto que le permitiría trabajar luego en su belleza y estética. Por su desempeño musical, se recibió con honores en ambas instituciones europeas. Mientras realizaba sus estudios de maestría en Suiza, supo de un concurso para conseguir una plaza en la reconocida escuela de música Reina Sofía de Madrid. Su inquietud y sus ganas de volver hasta cierto punto a «casa», sobre todo para sentir de nuevo la familiaridad del idioma en común, le hicieron poner sus ojos en aquella oportunidad que ofrecía la institución madrileña. Fueron muy especiales aquellos días. El maestro ahora rememora aquel período como «un momento muy intenso, no sólo por el estrés y la cantidad de repertorio que te piden que domines, sino también por la preparación y experiencia previa que hay que demostrar, puesto que hay muchos músicos de todo el mundo que quieren trabajar en esta institución», explica. La Escuela Superior de Música Reina Sofía es considerada hoy como uno de los referentes internacionales en la enseñanza de jóvenes músicos, lo que convierte en un motivo de orgullo que sea este joven mexicano quien se encuentre en sus aulas como profesor de piano desde hace diez años, tiempo suficiente para tener la oportunidad de compartir y guiar a alumnos y músicos muy talentosos. De hecho, Leticia Moreno, la destacada violinista española de ascendencia peruana que ofreció este año el concierto inaugural del FMM, es una de las egresadas de dicha escuela, en la que estudió con Zakhar Bron, Maxim Vengerov y Mstislav Rostropóvich. Por su parte, es también en esta prestigiosa institución musical donde el oboísta colombiano Juan Alonso Mendoza se desempeña como director artístico. Este año ha sido destacada su participación en la programación de los conciertos que pudimos presenciar en la edición 37 del festival. Un gran acierto, desde luego, para traer a este importante evento de Morelia una parte del talento de la institución española, así como para valorar la riqueza común que, a través de las vicisitudes de la vida, acabó ligando a países como México, España, Alemania o Suiza, y a ciudades como Morelia, Hannover, Lugano o Madrid. Tras conversar con el maestro Ricardo Alí Álvarez, me quedo pensando en los misterios de la vida y de la historia de cada cual, en esos mismos misterios que sólo el arte logra expresar luego de manera universal. La música lo hace de la forma más original, uniendo lo que estaba antes desunido. A lo largo de estas dos semanas de festival, volvió a hacerlo a través de un mismo lenguaje, capaz de reunir todos los idiomas. Es precisamente el lenguaje que necesitamos para comunicarnos hoy en un mundo tan violentado y volátil: el único capaz de unir a todas las culturas en la danza diferenciada pero amistosa de todas sus expresiones, de todas sus vicisitudes compartidas, tanto personales como comunes. Es ése el diálogo y el movimiento que hoy urge al espíritu humano. No sólo necesario: imprescindible. Liliana David es Doctora en Filosofía por la UMSNH. En 2001, comenzó su trayectoria como periodista cultural en los principales diarios del estado (Provincia, Sol de Morelia y La Jornada Michoacán). Del 2006 al 2013, fue reportera de la sección de cultura en La Voz de Michoacán y, tras siete años de diarismo, inició sus estudios de posgrado en la Maestría en Filosofía de la Cultura de la UMSNH, participando en Congresos y Seminarios internacionales tanto en México como Argentina y España. Desde el 2021, colabora en larevista española Contexto (Ctxt) y en Diario Red. Ha publicado en el libro colectivo Ctxt, una utopía en marcha, editado bajo el sello de Escritos Contextatarios. Actualmente, tiene interés en la investigación de las relaciones entre la literatura y la filosofía, la identidad y la migración, así como en la divulgación del pensamiento a través del periodismo.